La ciudad se divide en dos parroquias, que juntas suman un total de nueve templos y seis comunidades religiosas.
La etimología de Daimiel se desconoce, aunque existen algunas teorías plausibles, la arábiga y la celtibérica.
[2] Pero, según don Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana o Española (Madrid, 1611), Daimiel es vocablo arábigo “... y dice el padre Guadix que vale tanto como suficiente heredad”.
Laminio es vocablo celtibérico-hispanolatino y viene de "lama", un prado húmedo cubierto de herbazales; el sufijo -iel sería posterior y por la evolución románica del sufijo latino diminutivo -ellu(m).
Dentro de estas han sido encontrados dos espacios separados: recinto interior fortificado y un patio trapezoidal.
Este será el originario asentamiento de Daimiel a cuyo alrededor se agruparía una escasa población hasta ese momento dispersa.
En la segunda mitad del siglo XIII Alfonso X el Sabio fundó la famosa Hermandad del Honrado Concejo de la Mesta, cuyos ganados discurrían por las cañadas reales, cordeles y veredas.
Hacia mediados del siglo XIX, la villa tenía contabilizada una población de 12 355 habitantes.
El auxiliar del ingeniero Juan José Villegas, que se quedó esperando en la orilla, solo pudo observar impotente cómo se hundían los infelices en lo más profundo de las caudalosas Tablas.
En varios de sus Episodios Nacionales el escritor Benito Pérez Galdós menciona a Daimiel.
La Segunda República, instaurada en 1931, fue un periodo histórico que destacaría en todo el territorio español como una época de grandes cambios, progreso cultural y reformas sociales.
Ocupaban las fincas más importantes de Daimiel, como Zacatena, Ardales, Casablanca, Encinas, Madara, Nava, Navaseca, etc. Se producía gran cantidad de productos agrícolas y ganaderos que sirvieron para alimentar a sus integrantes y al ejército republicano.
Demostrando algunas personas de este pueblo, el compromiso que mantenía con las fuerzas progresistas.
El inicio del siglo XXI marca un nuevo período con una clara tendencia al crecimiento demográfico basado en la recepción de inmigrantes.
[5] Tras las elecciones municipales de 2019, resultó investido como alcalde Leopoldo Sierra, del Partido Popular.
[7] El arroz se venía cultivando desde 1948, cuando se roturaron los terrenos existentes a orillas del río Azuer y del Guadiana, casi improductivos; pero la habitual desecación hizo el negocio improductivo y ya en 1972 dejó de cultivarse.
En el comercio, son las tiendas de ropa, se puede decir que encontrar cualquier marca no solo es posible, sino que, además los precios, ofertas y rebajas en temporada, son los de cualquier gran ciudad.
La facturación textil, según fuentes del propio sector, superaba los tres mil millones de pesetas anuales en estos años.
La construcción, es el sector más dinámico de la economía daimieleña, ya que son multitud las pequeñas empresas constructoras dedicadas principalmente a la subcontratación de sus servicios con grandes corporaciones, que dan empleo a unas dos mil personas entre fijos y eventuales.
Y este mismo año fue aprobado un tercero, denominado Complejo Industrial Alto Guadiana.
Daimiel ha sufrido una evolución, en su aspecto formal, similar a la que han vivido la inmensa mayoría de las ciudades y pueblos del país, en este caso transformando, sin una planificación especialmente definida, su aspecto manchego.
Por lo tanto, este se conserva solo a grandes rasgos, lo que ha terminado en la creación de un entorno apacible y acogedor con una gran zona peatonal en el centro, que invita al paseo.
La notable sillería del coro, en maderas nobles talladas, fue destruida en 1936, así como el retablo mayor.
Poseía un gran retablo barroco destruido por los republicanos en la Guerra Civil, el actual es obra del escultor Alfredo Lerga Victoria, inaugurado en 1948.
En el interior merece destacarse la bóveda de cañón con lunetos y la cúpula del crucero.
Se puede visitar en la plaza, donde destaca la fachada siguiendo los cánones conventuales de la época, y calle del mismo nombre.
El Teatro Ayala está situado en la calle Gregorio Molinero, junto al Parterre.
La fachada presentaba una serie de elementos decorativos: pilastras, capiteles, ménsulas y relieves geométricos, hoy totalmente inexistentes.
En fechas actuales se realizó una completa remodelación interior, dando lugar a un bello y coqueto espacio para múltiples usos.
Cada año se otorga la "Máscara Guarrona", una distinción destinada a un ciudadano destacado por su participación en estas fiestas.