[3][4] La práctica de la trashumancia tiene su base en dos fenómenos naturales relacionados entre sí: las diferencias en producción primaria provocadas por las estaciones y la migración animal.En otros casos, en ciertas zonas la productividad primaria alcanza picos de producción en invierno y en verano se reduce prácticamente a cero.La variabilidad climática del mediterráneo y, en especial, la intensa sequía estival ha hecho que históricamente la trashumancia haya sido muy importante en la región.[8] Las migraciones de herbívoros salvajes son muy comunes en el mundo, especialmente en aquellas regiones con condiciones climáticas cambiantes.[10] Sin embargo, observamos que en pastizales los herbívoros migratorios superan en un orden de magnitud a los sedentarios.[14] Las trazas de esas rutas seguidas por los herbívoros salvajes serían aún hoy visibles en los caminos ganaderos conservados hasta el presente.Esta misma lógica es la que ha mantenido hasta hoy en día la trashumancia en algunos países desarrollados.Las zonas semiáridas de África han sido aprovechadas en régimen de trashumancia los últimos milenios por grupos como los Fulani en la región oeste, los Masái al este, diversos grupos pastoralistas en torno al lago Turkana o los Jie en Uganda.Constituye una práctica de antiguo origen en los andes latinoamericanos con características específicas en cada ámbito geográfico.Los Mapuches que viven en la zona sur de Neuquén practican lo que llaman la "veranada" y la "invernada", desplazándose con su ganado hacia las tierras bajas sin nieve en el invierno, y regresando a terrenos más cercanos a las cumbres, en verano.La región del Altái, la cordillera del Pamir o el Karakorum, el Hindú Kush, el Cáucaso, las montañas de Anatolia o los montes Zagros son otros ejemplos de montañas que albergan grandes sistemas trashumantes.Esto viene dado tanto por la tradición milenaria existente como por el desarrollo económico europeo y la elevada inversión en investigación.[25] La trashumancia en Europa se concentra en la actualidad en los sistemas montañosos,[26] pues el continente presenta en general climas húmedos y la lógica económica de la producción móvil es más fuerte en sistemas de producción vegetal marginal.Pero también entrarían valores incuantificables monetariamente, como puede ser la protección de la biodiversidad o los valores culturales asociados, que se perderían definitivamente si la trashumancia desapareciera y que no podrían ser repuestos mediante ninguna inversión económica.La influencia de la transhumancia en las artes, sobre todo en la pintura, con pintores de proyección internacional como Troyon o Albert Charpin, que dedicaron su trabajo a exponer esta población en sus escenarios naturales con los animales habituales, le dio un valor agregado a esta práctica.Esta tendencia es general cuando ocurre el desarrollo económico de los países, lo que provoca el abandono rural.[40] La candidatura internacional de la trashumancia, liderada por España, reconoce esta modalidad de pastoreo también en Albania, Andorra, Croacia, Francia, Luxemburgo y Rumanía y se suma así, al reconocimiento que ya disfrutaba en Austria, Grecia e Italia desde 2019.