Atraviesa las provincias de León, Valladolid, Ávila, Toledo y Cáceres.
Aguas abajo de la presa, la Cañada, además sirvió como base para la carretera LE-623 que marcha en dirección suroriental, abandonando el valle del río Luna para buscar el del Bernesga, que encuentra en Lorenzana.
En este último lugar recibía por la izquierda la vía pecuaria que llegaba siguiendo el curso del Esla.
Es lo que ocurre con la Occidental Leonesa a su paso por la zona cartografiada en la Hoja 310 o de Medina de Rioseco del M.T.N.. Su recorrido en ella, 21 km, podía aún reconocerse con nitidez en 1932, que es cuando se realizó el mapa, en unos caso a la vera de la misma carretera N-601 y en otros más o menos paralela y cercana a ella.
Esta cruzaba Medina de Rioseco por la porticada calle principal del núcleo.
En Medina de Rioseco la Cañada, según los mapas topográficos, abandonaba la carretera N-601 para dirigirse hacia Tordesillas.
a 1:50.000, la Cañada continuaba hacia el sur en la zona representada, también claramente diferenciada, salvo en un pequeño trecho en el que coincidía con la carretera VA-611, que enlaza Tordesillas con Sahagún pasando por Medina de Rioseco.
Más destrozada ha quedado la Cañada en la zona representada en la Hoja 399 o de Rueda.
Ya dentro de la región del viñedo, la Cañada Occidental Leonesa estaba atravesada por otra vía pecuaria que, en su ramal occidental, se llamaba Cañada de la Fuente Pascua, del reguiloón y del Montico, y en el oriental, de Valdonvelasco.
Pero Medina del Campo se transformó en importante núcleo ferroviario y de carreteras.
Es donde aparece individualizada de la carretera N-VI en su corto trayecto hasta Ataquines, tras haber recibido como afluentes por la izquierda a la de Medina del Campo a Olmedo y a un Cordel que la comunicaba con la que , más al este, remontaba el curso del río Adaja.
de escala 1:25.000 permiten ver el trazado que tenía la Cañada en la zona.
Dentro de la Hoja 505 o de Mirueña, que se realizó en 1941, deja a la derecha la Laguna Redonda, más extensa que las anteriores, y en San Pedro del Arroyo cruza la carretera N-501 por el centro del pueblo, en cuyas inmediaciones y a los pies de la propia cañada se halla la villa romana de El Vergel, descubierta recientemente.
Traspuesto este cruce, la Cañada Occidental Leonesa bordea por el oeste la dehesa del Cid, que era un agostadero de rebaños que en el siglo XVIII tenían sus invernaderos en la solana del Sistema Central, en Sanchorreja.
En el descenso se sirve de la bien conservada calzada medieval (mal conocida como romana, ya que es muy posterior), todavía hoy utilizada por los ganados montantes, aunque más bien bovinos y caprinos.
No frente a Mombeltrán, centro del Barranco del Ramacastañas, pero sí antes y después de él y, sobre todo por Arenas de San Pedro.
[3] La Cañada occidental leonesa continúa por la meseta meridional buscando estaciones invernales más suaves que las propias de la septentrional.
El occidental bajaba a Candeleda y desde aquí a la zona situada inmediatamente al sur y cartografiada en 1952 en la Hoja 600 o de Villanueva de la Vera, en la que tal brazo occidental se interrumpe antes de llegar al Tiétar.
Es que hace mucho tiempo que se olvidó el privilegio dado por los Reyes Católicos al respecto: Y de igual manera, la absorbe en parte una carretera, en este caso la N-V.
A los ataques que ha sufrido la Cañada por parte de carreteras, vías férreas y ensanches urbanos se suman más adelante los de los embalses del Tajo.
La Leonesa sigue su ruta hacia el sur a través de la misma Hoja de Aldeacentenera por parajes adehesados en cuyos topónimos abundan la referencias a las prácticas ganaderas: Descansadero, Esquileo, Herradero.
Las diferencias climáticas respecto a la meseta superior no terminan en aquella solana del Sistema Central y en la cuenca del Tajo, sino que se mantienen de igual guisa más al sur, sobre la misma penillanura extremeña: en el valle del Guadiana y en los que se esconden en las estribaciones de Sierra Morena, se asientan también grandes dehesas de montes y pastizales, en lo que igualmente, el tórrido verano agosta los pastos, pero que en invierno, gozan de temperaturas suaves que los mantienen verdes.
La solución para criar aquí grandes rebaños estribaba en trasladarlos todos los años - antes del estío y por rutas exclusivas- hasta las cordilleras del norte y centro, cuyos prados ya entonces libres de nieve, constituían el complemento adecuado.
Basta contrastar los mapas de isofenas para entender la razón de tan largos desplazamientos; si en la baja Extremadura florece el almendro en la segunda quincena de enero, en la Cordillera Cantábrica no lo hace hasta la primera de marzo; las golondrinas llegan habitualmente a aquella zona meridional ya al demediar febrero y tardan mes y medio más en subir a la septentrional.
El mismo Jovellanos ya advertía el siglo XVIII que esta era la solución: "Oblíguese á una sola de estas cabañas a permanecer todo un verano en Extremadura, ó todo un invierno en los montes de Babia, y perecerían sin remedio".
Con dirección suroccidental, otro que cruza el término de La Cumbre.
Y hacia el sudeste, la Cañada Leonesa Occidental, que en la Hoja 706 o de Madroñera del M.T.N.