[30][31][32][33] Según este historiador, Jaume I no tomó la decisión en vano «sino en beneficio propio, basándose en la orientación cesarista del derecho romano, en favor de la autoridad pública, identificada con la de los reyes y los príncipes, que justo entonces se restauraba por toda Europa».
Un nuevo acuerdo firmado en Elche al año siguiente cedía Cartagena a Castilla y establecía definitivamente en Guardamar el límite meridional del reino de Valencia.
[55] Según Vicent Baydal, el acuerdo de 1329 «no era la solución final buscada por todos los que habían defendido durante tantos años las leyes valencianas, ya que cedieron notables cuotas de poder a los señores en detrimento del rey», pero «en todo caso, la disposición fue finalmente aceptada...».
[56] Según Agustín Rubio Vela, «Alfons IV no pudo darle una solución definitiva [al conflicto] por no contrariar excesivamente a ninguna de las partes —quizás también para evitar una intervención, peligrosa y desestabilizadora, institucional de Aragón—, pero puso las bases, los medios legales para que el conflicto se extinguiera lentamente...
[71] Después de vencer a la Unió Pere el Cerimoniós «evitó convocar nuevas Cortes durante los años siguientes.
Según Ferrando «quien quizá expresó mejor este sentimiento fue precisamente un gerundense recién llegado al cap i casal, Francesc Eiximenis».
Las hostilidades cesaron tres años después, pero resurgieron entre 1379 y 1382, si bien el liderazgo del primer bando pasó a Ximèn Pérez d'Arenós.
Su lugar lo ocuparían los conversos, que heredarían también la aversión y la hostilidad de los cristianos viejos», ha señalado Antoni Furió.
A partir de esa fecha aparece el término «llengua valenciana» —el primer escritor en emplearlo fue Antoni Canals en 1395—,[74] sin que su uso, como han destacado varios historiadores como Ferrando o Agustín Rubio Vela, signifique que se considerara una lengua diferente al catalán.
Por ejemplo, en el proceso de beatificación de Vicente Ferrer se dice en numerosas ocasiones que predicaba en catalán o valenciano [in sua vulgare idiomate Catalonie seu Valentino], e incluso, algunos testigos declararon que la lengua materna del futuro santo, nacido en Valencia, era el catalán (ydioma cathalonicum).
En su decisión influyó que en aquel momento Carlos estaba más interesado en su prevista elección en Aquisgrán como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
[135][136][137] Mientras tanto, enviados de la Germania, alegando que había sido autorizada por el rey, habían ido extendiendo la rebelión por otras localidades del reino, donde se constituyeron sus propias Germanies, presididas por juntas formadas por trece miembros subordinadas a la del cap i casal.
Los realistas desataron tras su victoria una brutal represión —fueron ejecutados unos cuarenta agermanats— y el tercio sur del reino, hasta Ontinyent, quedó en su poder.
[152] Pasados cincuenta años todavía había villas, como también ocurrió en el reino de Mallorca, que continuaban pagando su composición.
Poco después el futuro humanista de origen judeoconverso Joan Lluís Vives abandonaba Valencia a la que ya nunca volvería.
[181] En efecto, como ha señalado Manuel Ardit, «para unos señores feudales endeudados, con sus señoríos secuestrados y en difícil situación económica, la solución era atractiva.
ha tenido por bien hacer merced de estas haciendas, raíces y muebles que no puedan llevar consigo, a los señores cuyos vasallos fueren».
Pero fueron fácilmente derrotados por los tercios que habían llegado de Italia para asegurar la operación, aunque ya estaban siendo diezmados por el hambre y la sed.
[194][195] Como ha señalado Manuel Ardit, «la pérdida demográfica fue terrible y la repoblación tardó cerca de un siglo en llenar aquel vacío».
[197] En 1645 las Cortes del Reino de Valencia suplicaban al rey Felipe IV[198] Las repercusiones en la agricultura fueron graves y la producción se recuperó lentamente.
[220] Recuerda el grave endeudamiento que padecían no solo la nobleza, sino también las ciudades y villas del reino.
Pero estas contribuciones militares valencianas «mantuvieron en todo momento el carácter de voluntarias, fueran solicitadas siempre respetando el procedimiento constitucional, es decir, los tres estamentos como representantes del Reino, y aceptadas o denegadas en función de distintas circunstancias y estrategias».
[240] «El régimen señorial se hacía pesado porque coartaba la libertad, porque frenaba la explotación de la tierra y porque era arbitrario en sus exigencias», añade James Casey.
[241] Por su parte Carme Pérez Aparicio ha destacado las coincidencias de la Segunda Germanía con la revuelta de los barretines que tuvo lugar pocos años antes en el Principado de Cataluña: las dos revueltas presentan «un común denominador, la fuerte presión fiscal que soportaban amplios sectores del campesinado y el rechazo hacia el régimen señorial» y además «sus dirigentes pertenecen a los grupos campesinos acomodados, desarrollan una estrategia bien estudiada y persiguen unos objetivos claramente definidos».
«En cualquier caso, las relaciones entre el nuevo rey y los reinos comenzaron con desconfianza mutua», añade esta historiadora.
Así fueron ocupando sucesivamente Oliva, Gandía, Játiva y Alcira, lo que les dejó libre el camino hacia Valencia.
Además en la provincia de Valencia no tenía ciudades bien fortificadas como en Cataluña para oponerlas al enemigo».
Al día siguiente el Consell General de la ciudad aprobó la entrega de la ciudad, ya que estaba «sens defensa, sens caps y sens virrey» [sin defensa, sin jefes y sin virrey] —el Jurat en Cap Melcior Gamir argumentó, según un cronista, «que aquellos infelices habitantes que tanto habían hecho por el príncipe estaban ahora expuestos a las armas de los vencedores sin tener aún siquiera quien pactase la paz conservando la vida de los vencidos aunque les entregase las demás a los vencedores»—.
Así lo asegura Pere Maria Orts en repetidas ocasiones en su libro Història de la Senyera del País Valencà, publicado en 1979.
Ningún investigador o historiador ha demostrado hasta ahora que alguna bandera representase a todo el conjunto del reino como cuerpo político».