Sustituyó al lugarteniente general que había ejercido la misma función en el siglo XV.
Tenía un precedente en la Edad Media cuando el rey Martín I el Humano nombró en 1403 un virrey de Valencia con carácter extraordinario para hacer frente a la violencia nobiliaria.
[2] En teoría la duración del cargo tenía un límite de tres años, pero muchos virreyes sobrepasaron este plazo.
[1] El virrey, que en teoría gozaba de amplios poderes —entre otros presidía la Audiencia de Valencia—, en la práctica, al carecer de una fuerza armada propia, tenía que buscar la cooperación de la élite del reino para poder desempeñar sus funciones.
Es por ello que su labor fuera la rutina de la «corte», audiencias particulares y torneos.