La historiografía moderna la ha calificado con el título de la Grande, justificado por su prudencia, altas dotes y las cualidades que tenía para gobernar.
Probablemente nació en Pedrola (Zaragoza), donde su padre tenía su residencia, aunque poseía señoríos por todo el reino.
Fue comprometida en matrimonio con el infante Martín, hijo de Pedro IV el Ceremonioso, cuando todavía no llegaba a los ocho años.
En cuanto cumpliese los ocho años debería ser entregada a la reina Leonor, para que fuera educada en la corte.
Mujer cercana al pueblo, protegió siempre a los más desfavorecidos, ayudándoles económicamente, incluso les eximió de impuestos; defendió a los payeses de remensa, a las aljamas de moros y judíos de Calatayud y Daroca; intentó poner paz entre los clanes familiares que estaban asolando el reino, incluidos los de su propia familia; escribió varias cartas al Papa, Benedicto XIII, para abolir los malos usos señoriales que consideraba contrarios al derecho humano y divino.