Su obra Vita Christi, la única que se ha conservado, está enmarcada en el protofeminismo español del siglo XV.Recluida como monja clarisa, continuó su estrecha relación con la reina María, quien, en la construcción del cenobio había previsto un espacio privado dentro del convento para pasar sus horas de retiro como una religiosa más.Poco se sabe de otras obras, pero se dice que escribió diversos tratados y una obra mística, el Speculum Animae (Espejo del Alma), del que la última noticia data de 1761, pero que hoy permanece perdida.En todo caso, su dedicación a las letras no era muy frecuente en su época y sin duda se ha de enmarcar en el esplendor cultural de la Valencia del siglo XV.Muy probablemente, conocería la Vita Christi de Ludolfo de Sajonia, que tuvo un amplio éxito y difusión, pero marcó su obra con rasgos originales, entre otros elementos como aquellos que tomaron inspiración de los evangelios apócrifos y en los evangelios gnósticos que se escribieron en los dos primeros siglos del cristianismo para prohibirse poco después.Estas se presentan como mujeres, abuelas y madres, de manera que viven la vida de Cristo como mujeres normales, con sentimientos humanos.Los críticos y estudiosos la han visto como un referente extraordinario, y también como un caso peculiar, ateniéndose a las escasas publicaciones que se conservan escritas por mujeres.