Con una evidente limitación inventiva, por la que tendrá que recurrir con frecuencia a grabados para componer sus obras de temática religiosa, Sariñena demostró desde el primer momento buena disposición para el retrato, al que aplicaba una técnica nueva, de pincelada deshecha al modo veneciano.Un año posterior es el retrato de San Luis Beltrán tomado de su cadáver y que, repetido por el propio Sariñena, llegaría a convertirse en verdadero icono del santo dominico.Del mismo año es la primera obra estrictamente religiosa conservada: el Cristo a la columna del Colegio del Corpus Christi, para el que se valió de una estampa de Wierix basada en el Cristo resucitado de Miguel Ángel en Santa Maria sopra Minerva de Roma, al que Sariñena supo, no obstante, infundir vida con el rostro bañado en lágrimas y un tratamiento lumínico novedoso, al hacer surgir la bella silueta del cuerpo de Cristo desde la oscuridad del fondo.Como resultado, a Sariñena se le encomendó la dirección de la obra, repartida entre varios pintores dada su magnitud.En reconocimiento por esta obra en 1595 sería nombrado Pintor de la Ciudad, comprometiéndose a trabajar con preferencia para el Ayuntamiento.
Virgen de la Esperanza con ángeles músicos
, óleo sobre tabla, 82 x 86 cm, Valencia,
Museo de Bellas Artes
, procedente de la Cartuja de Porta-Coeli.
Cristo a la columna
, 1587, Valencia, Real Colegio Seminario del Corpus Christi