Esta guerra entre hermanos (en sentido literal y figurado) se perpetuó durante más de quince años.
Enrique, por su parte, con la ayuda de Bertrand du Guesclin y Guillaume Boitel, habiendo sobrevivido a la batalla de Nájera, pasó el Pirineo y se refugió en Francia, cuya corte simpatizaba con su causa.
Bertrand Du Guesclin, experto comandante francés del ejército de Enrique, cayó prisionero, pero luego, liberado, se refugió en Aragón.
Al enterarse Enrique de la defección inglesa, volvió a invadir Castilla en una nueva campaña que se prolongó durante otro año y medio.
Ya bajo sitio por las fuerzas de su hermano, Pedro el Cruel intentó una salida desesperada, negociando una rendición por separado (según creía) con Du Guesclin, a quien consideraba más accesible.
Enrique II mantuvo, al llegar al trono, la alianza con Carlos V de Francia y ayudó a los franceses a liberar el puerto de La Rochela (1372), que había sido tomado por tropas inglesas.