Batalla de Almansa

El ejército austracista contaba con una importante ventaja logística, ya que la superioridad naval angloholandesa le permitía abastecerse por mar sin problemas.

El abastecimiento marítimo permitió al ejército austracista salir en campaña a principios de abril, mientras que el ejército borbónico, que había sido forzado a extender sus acuartelamientos de inviernos por una amplia región, no pudo concentrarse para esas fechas.

El plan de operaciones del ejército austracista consistía en atacar Orihuela para amagar un avance sobre Murcia que encubriera su propósito real, que era trasladar el ejército a Aragón y desde allí invadir Navarra para aislar a Felipe V de la ayuda francesa.

Se había desechado un avance directo sobre Madrid a través de La Mancha porque el ejército borbónico se hubiera retirado hacia sus bases, acortando sus líneas de abastecimiento y recogiendo refuerzos mientras que los austracistas tendrían que atravesar un territorio devastado por el enemigo en retirada, cada vez más lejos del centro de abastecimiento en Alicante.

La semana perdida había sido vital para permitir al ejército borbónico recuperarse y organizarse.

Galway recibió información de este hecho, pero sus informadores exageraron el tamaño del destacamento hasta 8000 hombres, y además le confirmaron que los refuerzos que se esperaban de Francia en el campo borbónico aún no habían llegado.

El ejército borbónico hubo de ir conquistando las poblaciones que se le resistían.

Tras la conquista del reino de Valencia, tan sólo Cataluña y las Islas Baleares continuaron apoyando la causa austracista.

La Batalla de Almansa, obra de Ricardo Balaca y Orejas Canseco (1862).