[2] La muerte sin descendencia del rey Carlos II el Hechizado, sucedido por el duque Felipe de Anjou, dio lugar a un conflicto internacional que pronto se tornó guerra civil en la propia España entre los partidarios del Archiduque Carlos y los de Felipe V.
Ya en Barcelona en 1703 los austracistas, los partidarios del Archiduque, recibieron el mote de imperiales o aguiluchos, por ser este el símbolo del Sacro Imperio, mientras que los fieles a Felipe V eran llamados butifleros.
Retornado Felipe V a Madrid, la ciudad de Barcelona, que tenía el privilegio de nombrar embajadores propios, nombró a Pablo Ignacio Dalmases para denunciar ante el Rey en persona la actitud del virrey Velasco.
En octubre de 1705, las tropas del archiduque Carlos tomaron Barcelona al asalto, y la Diputación del General y los consejeros de Barcelona le aclamaron como a un libertador.
Después de bloqueada Barcelona, las tropas borbónicas empezaron las operaciones encaminadas a la conquista del castillo de Montjuic, desde el cual, una vez tomado, rendirían la ciudad.
Entonces cundió un rumor entre los barceloneses según el cual las tropas austracistas habían pactado con las borbónicas la rendición de la fortaleza, rumor que desembocó en un amotinamiento general de los barceloneses por toda la ciudad.
Durante los disturbios murió asesinado el Conseller en Cap Francisco Nicolás de Sanjuan.
Al llegar a la capital, Carlos de Austria fue proclamado Rey nuevamente, aunque sus partidarios eran muy pocos y el recibimiento fue muy frío.
[3] Tras un fallido tratado de paz en 1709, las tropas austracistas lanzaron una nueva ofensiva para frenar el avance borbónico, que había llegado hasta Lérida.
En 1710, tras un rápido avance, los ejércitos austracistas retomaron Zaragoza y llegaron nuevamente a Madrid.
A finales de 1710 las tropas austracistas en retirada hacia Barcelona fueron derrotadas en sucesivas batallas.
A principios de 1711 Felipe V entró en Zaragoza sin resistencia, mientras un ejército francés cruzaba la frontera para tomar Gerona.
Conservando únicamente parte de Cataluña en territorio peninsular, la posición militar austracista era muy comprometida.
Poco tiempo después llegó una carta del Emperador en la que aseguraba que si los tratados no tenían [cita requerida] Pero el 14 de marzo de 1713 los ingleses se comprometieron a evacuar Cataluña, Mallorca e Ibiza.
Cinco días después, la emperatriz abandonó Barcelona, dejando como regente al general de las tropas austracistas, Guido von Starhemberg.
En una tensión creciente, los votos del Brazo militar se dividieron en tres grupos, no llegándose a una resolución unánime.
Los diputados de la Generalidad, contrarios a la proclamación, dilataron la entrada en vigor legal del edicto tres días.
[8] A partir de 1707, muchos aragoneses y valencianos austracistas se habían exiliado a Cataluña, único territorio peninsular bajo dominio del pretendiente al trono español archiduque Carlos de Austria.
[13][14] A lo largo del bloqueo y sitio de Barcelona los valencianos tuvieron un papel destacado en su defensa,[12][13] señalándose entre los oficiales mayores el general Juan Bautista Basset y Ramos, así como los diferentes regimientos de infantería y fusilería que formaron los valencianos presentes en la ciudad condal.
Finalmente se organizaron las compañías de voluntarios, formadas por barceloneses que no estaban a sueldo pero que servían voluntariamente con armas propias, sin patente oficial y sin uniforme.
Si hasta entonces el teniente mariscal Villarroel había tenido plena autonomía militar como general comandante del ejército, y había planteado una estrategia defensiva conservadora que buscaba ganar tiempo, basándose en el principio de que solo una ayuda externa podía liberar la ciudad, el nuevo Conseller en Cap Rafael Casanova le exigió que inmediatamente ordenara lanzar ataques continuos cada noche contra el cordón de bloqueo para desgastar a las tropas borbónicas, accediendo a ello el general comandante.
A los pocos días se desató un nuevo conflicto por la supremacía militar; ante la negativa del gobernador de Montjuic a obedecer las órdenes del Conseller en Cap de Barcelona alegando que él solo debía obedecer al general comandante Villarroel, Rafael Casanova ordenó que el coronel Pablo Tohar, gobernador de la fortaleza, fuera arrestado y encarcelado, mandando asimismo órdenes a todos los portales de la ciudad de que no debían ejecutar orden militar alguna que no hubiera sido expedida por él en persona.
Este proceso es lo que el historiador Salvador Sanpere y Miquel (1905) llamó «golpe de estado concejil», interpretando que los Consellers habían realizado un contragolpe de estado contra la Diputación del General.
Tras abrir dos brechas, las tropas borbónicas asaltaron ambas posiciones, siendo repelidas por los defensores.