Los austriacos impidieron la unión de los ejércitos en los que se habían dividido las fuerzas franco-españolas.
Pudiendo tomar Guastalla, Borgoforte y Modena el 1 de agosto, teniendo que huir el duque Reinaldo III de Este a Bolonia.
Según otros autores, el Príncipe Eugenio de Saboya - amante de la sorpresa - llegó el primero para tender una emboscada al enemigo.
Aunque no se sabe cuál de los dos ejércitos abrió el fuego, parece claro que las fuerzas francesas tuvieron que luchar en orden de marcha y no en orden de batalla.
El combate fue muy violento y la caída de la noche interrumpió las hostilidades, que ambos campos aprovecharon para fortificar sus posiciones.