Segunda entrada en Madrid del archiduque Carlos

Sin embargo, como ya ocurrió en la primera entrada en Madrid del archiduque Carlos cuatro años antes, su estancia en la capital de la Monarquía Católica fue muy corta —solo duró un mes— debido a la falta de apoyos y a la hostilidad con la que se encontró.

Debido a la presión de los aliados Luis XIV ordenó la retirada del ejército francés que combatía en la península ibérica en apoyo de su nieto Felipe V —también se marchó el embajador francés Michel-Jean Amelot que había ejercido una enorme influencia sobre Felipe V siguiendo las órdenes de Luis XIV—.

Esta situación intentó ser aprovechada por el Archiduque Carlos (Carlos III para sus partidarios) para iniciar una ofensiva desde Cataluña en la primavera de 1710 con la finalidad de ocupar Madrid por segunda vez —la primera había tenido lugar en 1706—.

Finalmente se produjo la segunda entrada en Madrid del Archiduque Carlos el 28 de septiembre.

Como ha señalado Joaquim Albareda, "para los británicos, que cargaban con la mayor parte del gasto de la guerra, era preciso resolverla pronto".

[5]​ Pronto quedó «mal satisfecho de las pocas y tibias aclamaciones con que fue admitido.

Se pensó en principio pasar el invierno en La Mancha pero se descartó esta opción porque sus habitantes a pesar de que había jurado fidelidad a Carlos III temían el avance y las represalias de los felipistas.

Estas dos victorias borbónicas supusieron que la guerra en la península ibérica diera un vuelco decisivo a favor de Felipe V —el victorioso general francés fue aclamado en Madrid al grito de «¡Viva Vendôme nuestro libertador!»—.

[15]​ Un mes después Felipe V volvía a ocupar el reino de Aragón.

Solo Cataluña y las islas Balerares permanecían aun en manos del Archiduque.