La ciudad cayó en julio y la ciudadela se rindió el 3 de septiembre.
Primeramente, los franceses intentaron atacar a los aliados durante la marcha, pero el Duque de Marlborough se apercibió a tiempo de la maniobra y mandó que su ejército se detuviera.
Después de que fueran rechazados dos ataques, el Príncipe Eugenio dirigió personalmente el tercero.
Sus tropas rompieron las líneas francesas y las expulsaron del bosque de Sars.
Un sangriento combate de caballería se produjo igualmente en el ala derecha, saliendo vencedores los aliados gracias a su superioridad numérica.