Aunque, al final, la parte conceptual del disco sólo llegó a llenar una cara, la cantata aportaba piezas emblemáticas, como Processó, Lladres y Cant dels Maulets; la cara B contenía canciones como Nuclears?
No, gracies, la ya conocida A Miquel assasinaren y otra composición de Enric Ortega, póstuma: Bolero.
En diciembre del mismo año sacaban al mercado su segundo disco monográfico, Som de la pelitrúmpeli: una narración con protagonistas infantiles que hacen un viaje musical por varias comarcas valencianas por medio de canciones populares emblemáticas como La Balangera o Les Tomasines: fue, posiblemente, el primer trabajo de la Nova Cançó dirigido expresamente a un público infantil.
También asistieron al festival Som una nació, celebrado en el Camp Nou con cien mil espectadores, y volverían a actuar en los Rescontres de Arlés y en Marsella, lo cual los inspiraría para trasladar el concepto a su país: la Encuentro de Música del Mediterráneo.
Antes, sin embargo, grabarían un disco con la mallorquina Maria del Mar Bonet en 82: Cançons de la nostra Mediterránea podría considerarse el tercer disco monográfico del grupo, al ofrecer un repertorio popular del conjunto de su dominio lingüístico entendido como fragmento de la tradición común a todos los pueblos mediterráneos.
Se conoce que la idea inicial era comenzar una serie de grabaciones compartidas con otras artistas mediterráneos, y que habría tenido continuidad con un segundo disco de piezas internacionales (argelinas, calabreses o chipriotas), con el Mediterráneo como vínculo común.
La Maregassa sería la aportación de Al Tall al espectáculo colectivo Quart Creixent (Cuarto Creciente), un recital en grupo estrenado en el año 90 que juntaba casi tres generaciones de música en valenciano: Vicent Torrent, además, era coautor con Enric Murillo de la canción que daba nombre al concierto.
Vicent Torrent tuvo tiempo de editar un disco en solitario, Rosa perdida (Difusió Mediterrènia, 1994).