António Luís de Sousa, Marqués de Minas

En esta calidad se marcha de la fuerza con la que el padre tanto si distinguió en la frontera del Mindo.En 1671, según la obra «Monstruosidades do tempo e da fortuna", enfrentaba al Marquês de Fontes, en el juego: "Ellos encontraron los sombreros extraños, porque la cabeza no los sabía, y para que él veía cuales las cabezas eran, anduvo a las puñaladas sôbre si los sombreros serán cambiados.«Alcanzó a corto plazo calmar las preocupaciones nacidas en el tiempo de los gobernadores precedentes, y se hizo varias veces una persona notable para los servicios.El teniente-general Gomes Freire de Andrada fue enviado desde Portugal como expedicionario que sofoco la insurrección, enforcando los líderes.En vano quiso el Marqués entrar en España, empujando ante sí al general francés que disponía de muy pocas fuerzas.Prevalecieron las opiniones de Galway y Fagel, y con el pretexto de que el invierno estaba cerca, los soberanos se recogieron en Lisboa, sin haber aprovechado los brillantes éxitos del Marquês das Minas.Decía en Nobreza de Portugal, tomo II, pag 744, que «(…) intentó apoderarse de Badajoz, lo que no consiguió por haber sido esta plaza eficazmente socorrida por los españoles.El Marquês se 'estrenó' tomando Fuente Guinaldo, y reconquistó después finalmente las poblaciones portuguesas ocupadas por las tropas de Berwick.Retirándose entonces hacia Plasencia como intento de proteger la capital del reino sin aventurarse a presentar batalla, comenzó entre los dos hábiles generales, que se hallaban frente a frente, una serie de marchas y contramarchas estratégicas en las que Berwick y Minas se mostraron igualmente dignos.El Marquês sin querer emprender una marcha tan audaz sin tener asegurada la comunicación con Portugal, cuando marchaba sobre Plasencia, ocupando el camino de Coria y Galisteo, mandó destacamentos de su ejército para que ocuparan a su derecha Cáceres y Trujillo.El día 28 aparece ante Plasencia donde, después de que se retirara el duque hacia la margen izquierda del río, entró inmediatamente en la población haciendo proclamar a Carlos III como rey.«La orgullosa ciudad mandaba humildemente a sus diputados al general portugués para pedir que nombrase al corregidor que debía gobernar la ciudad y otras muchas de las cercanas provincias, como Segovia, Toledo, Talavera, Ávila y otras, también enviaron a sus emisarios implorando la protección de nuestro general.«Entradas en Madrid las fuerzas al mando del Marquês das Minas, éste ordenó que se efectuara con solemnidad la aclamación de Carlos III el 2 de julio y, al mismo tiempo, envió recados al archiduque, para que se apresurase en su venida a la capital.Pero el Archiduque tardó mucho en ponerse en marcha en su viaje de Barcelona a Madrid, demorándose en Zaragoza, y paralizó todos los movimientos del Marquês con avisos de que no tardaría en unírsele.Con todos estos retrasos, la reunión solo podía efectuarse cuando ya toda España estaba en guerra, cuando Berwick cortaba las comunicaciones del ejército con Aragón, estando ya cortadas con Portugal, de modo que el Marquês de Minas, para no ser envuelto por las tropas regulares y los insurgentes, se vio obligado a retirarse hacia la frontera del reino de Valencia, donde llegó intacto, manteniendo siempre a distancia al enemigo que era superior en número.«Una derrota en nada mancha la reputación militar del Marquês das Minas, porque la previó, retrocedió y se aventuró a presentar batalla, fue gracias al voto contrario de Galloway, que tenía más peso como representante de la nación que entre los aliados tenía más importancia pero, como siempre sucede, Minas, que fuera tan vitoreado cuando entrara triunfalmente en Madrid, vio ahora su prestigio perdido.