Se sabe que ya había núcleos de población en el Paleolítico y el Neolítico.
La trayectoria democrática del municipio destaca porque siempre había gobernado el PP (o AP), así como la continuidad en el cargo de don Sinforiano Montes Sánchez que, a excepción de una legislatura, había ganado.
En la segunda mitad del siglo XIV fue destruido por Pedro I, en su lucha contra su hermano Enrique de Trastámara, incendiándolo y destruyendo las torres y habitaciones que se encontraban sobre la puerta principal.
Esta fortaleza ya no se reconstruyó, arruinándose paulatinamente con el devenir de los siglos.
Esta vía es el eje vertebrador de la villa que alcanza y se agota en el acceso principal del templo y que parte de la entrada del municipio donde a principios del siglo XX todavía se conservaba una antigua ermita cupulada en la que se veneraba a la Inmaculada Concepción.
El templo está situado a 2 km del municipio y fue construido en el siglo XVIII, según la tradición, sobre la retama en la que se apareció la Virgen de la Consolación al morico Jamet en 1605.
Durante la Guerra Civil (1936) se produjo un expolio y destrucción en el templo, cuando la imagen de la Virgen fue quemada, junto con el retablo del santuario y todas las demás imágenes, excepto la imagen de San Isidro, que se conserva en la actualidad gracias a que fue ocultada.
Se trata de una antigua canalización de agua que, aprovechando el desnivel del terreno, la eleva hasta una altura considerable, para hacerla caer y así mover la piedra del molino harinero.
Destaca la "semana joven" que se lleva a cabo la semana anterior a las fiestas de agosto, así como los conciertos de las fiestas, las actuaciones teatrales y las exposiciones organizadas por la Universidad Popular.
El día 16 hay de nuevo vaquillas y también se instala un mercado medieval en las calles del pueblo.
El carnaval se celebra el sábado siguiente al Miércoles de Ceniza, una semana después a su fecha tradicional.