Por ello, las autoridades eclesiásticas, municipales, la aristocracia madrileña y la corona real española encabezaron su proceso de canonización en el siglo XVI.
Su cuerpo es empleado en procesiones del siglo XV para hacer rogativas por la lluvia en Madrid, su popularidad se extiende posteriormente.
[10] Se menciona en el códice que Isidro Labrador estaba casado y tenía un hijo.
La tradición popular, y algunos autores, fija el lugar donde conoció a su esposa en la localidad de Torrelaguna.
[13] Entre los caballeros que luchaban en los ejércitos del monarca Alfonso VI, se solía conceder señoríos y concesiones sobre los terrenos conquistados.
San Isidro pasó su infancia en los arrabales de San Andrés, algunos autores afirman que su nombre completo era Isidro de Merlo y Quintana, era conocido por llegar tarde al trabajo y ser reprendido habitualmente por ello.
La zona en la que vivía Isidro era militarmente inestable, por encontrarse cercana a la frontera entre los reinos cristianos y musulmanes: la Extremadura castellana.
Se conoce este dato por mencionarlo el códice que acompañaba a los restos del cuerpo momificado (incorrupto) de Isidro.
[20] A pesar de que no hubiera sido aún santificado en el siglo XIII.
Los escritores que definen la vida de Isidro se dividen claramente en dos tipos: los anteriores y los posteriores a su canonización.
A partir de 1234 el papa Alejandro III se reservó el derecho a canonizar, pero los obispos siguieron confirmando la elevación a los altares de los nuevos personajes locales que villas y ciudades proclamaban como sus patronos sin que existiera, en la práctica, una oposición real de las jerarquías superiores hasta 1623 cuando, en plena Contrarreforma, el papado obtuvo el control de los santos, precisamente con Urbano VIII, que había canonizado a San Isidro un año antes.
[21] Este códice fue reescrito e interpretado posteriormente por algunos autores: Alonso de Villegas y por Jaime Bleda.
[4][5][6] El investigador del siglo XVII, Antonio de León Pinelo, es quien defiende que fue Felipe II en persona quien reclamó la canonización y que fray Domingo de Mendoza llevó a cabo todos los trámites.
Al verse curada Mariana encargó una urna de plata para albergar las reliquias del Santo.
Durante su exilio en Toledo, de 1701 a 1706, la reina viuda había llevado consigo la antigua urna.
[30] Los milagros atribuidos a San Isidro poseen tres procedencias documentales: por un lado los primitivos cinco milagros descritos en el Códice de San Isidro (La leyenda de San Isidro) y que se representan gráficamente en el arca mosaica que se supone contiene los restos de San Isidro; los que algunos autores declaran haber leído en algún documento desaparecido; y los que ciertos autores han descrito como propia inventiva o procedentes de la tradición oral.
Para obtener la mediación del santo es costumbre rendirle culto acudiendo a orar ante su sepulcro, preferentemente en vigilias nocturnas que se prolongan una, tres o nueve noches.
Los primitivos cinco milagros que aparecen gráficamente en el arca mosaica son los primeros descritos.
Otra forma de contar el milagro, que aparece en las actas de la canonización, es que Vargas encontró a Isidro arando con ángeles y esto le hacía arar más rápido.
Las primeras imágenes del Santo le muestran vestido con un traje de campesino, portando un azadón en la mano derecha.
Es frecuente igualmente las expresiones plásticas y las manifestaciones artísticas que le representan realizando milagros.
Se conocen celebraciones del Santo en Madrid por carta ejecutoria sobre la financiación de una fiesta dedicada al labrador en el año 1344.
Lugar ubicado en la margen derecha del río Manzanares donde se alzaría posteriormente una ermita en su honor.
Rafael Haideer escribe en la primera mitad del siglo XX una comedia popular sobre la vida de San Isidro, en prosa, en tres actos.
Los pintores del siglo XIX que retrataron al santo madrileño, entre ellos se encuentra Mariano Salvador Maella.
[38] En el siglo XIII se rogaba a Isidro como mediador para obtener lluvias en primavera, los pueblos limítrofes de Castilla la Nueva hacían lo mismo.
Las rogativas eran habituales, y se propagaban con el objeto de provocar la lluvias en un medio con clima seco donde peligran frecuentemente las cosechas.
Este deseo provocó su popularidad en los primeros siglos, acentuando su carácter de santo agricultor.
Consiste en que las ermitas del municipio llevan sus ofrendas hasta la parroquia ubicada en la plaza principal.
Donde los feligreses participan adornando sus autos o yuntas con retablos alusivos a los milagros de San Isidro Labrador.