Raimundo de Fitero

Ingresó en el Císter en Gascuña y, cuando la Orden quiso extenderse por España, fue elegido como prior del nuevo monasterio, que se situó en Niencebas (Alfaro), lugar cedido por Alfonso VII.

Cuando muere Alfonso VII, en 1158, Raimundo va a Toledo para que el nuevo rey, Sancho III, confirmase los privilegios que su padre había concedido al monasterio.

Allí se enteró, por Fray Diego Velázquez que le había acompañado, que se preparaba una ofensiva de los moros, y que el rey concedía la plaza de Calatrava (luego llamada Calatrava la Vieja) a quien se comprometiera a defenderla.

Al ver que nadie recogía el reto y animado por Fray Diego, que antes de fraile había sido guerrero, se propuso para hacerse cargo de la plaza.

El rey les concedió la defensa y ellos pusieron manos a la obra, reuniendo en poco tiempo un importante ejército que disuadió a los moros de atacar la plaza.

Escudo de la Orden de Calatrava