Primera fila (de izquierda a derecha): Antarah ibn Shaddad, Al-Khansa, Ali ibn Abi Talib, Harun al-Rashid, Al-Mutanabbi, Juan de Damasco Segunda fila: Al-Kindi, Averroes, Ibn Khaldun, Ibn Arabi, Daher el -Omar, Butrus al-Bustani Tercera fila: Abd al-Qadir al-Jaza'iri, Muhammad Abduh, Muhammad Ahmad al-Mahdi, Omar Mukhtar, Maryana al-Marrash, Saleh al-Ali Cuarta fila: Sultan Pasha al-Atrash, Sati al-Husri, Faisal I de Irak, Ibn Saud, Gamal Abdel Nasser, Omar Sharif Quinta fila: Umm Kulthum, Musa al-Sadr, Warda, Edward Said, Fayeq, Tawakkul Karman
Sin embargo, actualmente la gran mayoría de los árabes son musulmanes, con pequeñas minorías que siguen otras religiones, principalmente el cristianismo.
Por otra parte, los pueblos islamizados pero no arabizados, que constituyen el 80 % de la población musulmana mundial, no forman parte del mundo árabe, pero sí del mundo islámico, que es geográficamente mucho más extenso y diverso.
Criterio lingüístico: los que hablan árabe como lengua materna, incluyendo cualquiera de sus variedades locales.
La consecuencia lógica de ello fue la reclamación de un Estado soberano donde quedaran agrupados todos los territorios árabes, pero el panarabismo debe competir a menudo con los nacionalismos locales, especialmente en Líbano, Siria, Irak y Egipto.
En la Edad Media, los cristianos de Italia y los cruzados, en general, preferían la palabra sarracenos para todos los musulmanes, sin distinción.
Con la expansión del islam en el siglo VII, el árabe clásico, la lengua en la que fue escrito el Corán, se convirtió en la lingua franca de toda la cuenca mediterránea.
Fue en este periodo que la lengua y la cultura árabes se expandieron extensamente junto a la expansión del islam, tanto por las conquistas como por contacto cultural.
La lengua y la cultura árabes, sin embargo, tuvieron una primera expansión más reducida antes del Renacimiento islámico, desde el siglo II, por el oeste de Asia, con los árabes cristianos (las tribus gasánidas, que emigraron desde el norte de Arabia hacia el desierto de Siria y hacia la costa oriental del Mediterráneo —Palestina y Líbano—).
Las principales facciones de árabes musulmanes son: suníes, chiíes, ibadíes, alawitas, ismaelitas o drusos.
Antes de la llegada del islam, la mayoría de los árabes profesaban una religión caracterizada por el culto a numerosas deidades, entre las que se encontraban Hubal, Wadd, Al-Lat, Manat y Uzza; mientras algunas tribus se habían convertido al cristianismo o al judaísmo y unos grupos reducidos, los "hanif", habían rechazado el politeísmo en favor de un poco definido monoteísmo.
Con la expansión del islam, la mayoría de árabes se convirtieron rápidamente en musulmanes, y las tradiciones politeístas preislámicas desaparecieron.
La pequeña comunidad drusa, perteneciente a una rama poco visible del islam, es también árabe.
El sociólogo Philip Mendes afirma que antes de las acciones antijudías en los años 1930 y 1940, sobre todo los judíos iraquíes "se veían a sí mismos como árabes de fe judía más que como una raza o nacionalidad distinta".