Por lo general su empleo está indicado taxativamente en la Constitución o en las leyes fundamentales del Estado.En esta concepción, a cada nación, entendida como comunidad cultural y social, le corresponde un Estado.En otros casos, una lengua regional de un determinado territorio fue tomada como oficial por Estados pertenecientes a la misma continuidad lingüística o dialectal, como sucedió, a partir del Renacimiento (utilizando el toscano literario —conocido también como italiano— como idioma oficial para todos los territorios pertenecientes a la continuidad lingüística italorromance y galoitálica) y,[1] de manera más intensiva, desde el Resurgimiento, entre los antiguos Estados italianos preunitarios,[2] o impuesta a todo el territorio de un único Estado, como en España.Por ejemplo, en Nueva Zelanda, la Māori Language Act, permite que el maorí sea usado en asuntos legales, aunque la inmensa mayoría de ellos se llevan a cabo en inglés.El reconocimiento oficial, por otra parte, está correlacionado con el que dicha lengua sea ampliamente enseñada en la educación infantil o que su conocimiento tenga carácter obligatorio para ciertos funcionarios del gobierno.