Dos días después, Juan Carlos I de Borbón, que había sido designado seis años antes por Franco su sucesor, sería proclamado rey ante las Cortes y el Consejo del Reino.
No obstante, pronto se comprobó la dificultad de llevar a cabo reformas políticas bajo su mandato, lo que produjo un distanciamiento cada vez mayor entre Arias Navarro y Juan Carlos I.
Esta norma contenía la derogación tácita del sistema político franquista en solo cinco artículos y una convocatoria de elecciones democráticas.
En su lugar, Arias recurrió a las «familias» del régimen, intentando guardar un cierto equilibrio entre «continuistas» y «reformistas», si bien carecía de proyecto político propio.
Este hecho, calificado como «brutal» por la mayor parte de la prensa europea, no hizo sino acentuar el rechazo internacional al franquismo y dio lugar a que se produjeran numerosas manifestaciones antifranquistas en varias ciudades europeas.
En su discurso un Franco muy débil y casi sin voz volvió a afirmar que existía una «conspiración masónico izquierdista» en «contra de España».
[109][105] Como ha señalado Xosé Manoel Núñez Seixas, «era un gabinete heterogéneo y contradictorio», con un «pusilánime Arias Navarro, quien era incapaz de imprimir un rumbo político definido a su gestión».
Según Alfonso Pinilla García, «la reforma de Fraga iba en sentido democrático, pero tenía demasiadas trazas del ayer».
[121] Como ha señalado Javier Tusell, Fraga «pretendía ser Cánovas del Castillo sin tener en cuenta que las circunstancias eran muy distintas a las de hacía un siglo».
El PSOE apoyaba esta estrategia porque creía que no había otra alternativa para alcanzar la democracia, dada la «debilidad» de la oposición antifranquista.
[201] Al mismo tiempo la Confederación Nacional de Excombatientes hace públicos varios manifiestos en los que sugiere un golpe militar «para poner orden».
«En años sucesivos se irían conociendo las conexiones de este episodio, denominado por sus promotores Operación Reconquista, con otras tramas dedicadas a la desestabilización».
[238] Por su parte, el también historiador Xosé Manoel Núñez Seixas ha destacado que Suárez «tenía cuatro cualidades sobresalientes en aquel momento.
[263][317] Para conseguir ese resultado el gobierno contó además con toda la maquinaria administrativa y política del Estado, empezando por los cincuenta gobernadores civiles.
[366][367] Además el PCE había intentado por todos los medios «forzar la mano» al gobierno —la expresión es del vicepresidente Alfonso Osorio—[368] para que tomara una decisión.
En los días siguientes se publicaron más artículos bajo el título «Las matanzas de Carrillo» y sobre «La dominación roja en España».
Meses antes había enviado un representante suyo a Bucarest para que se entrevistara con el dictador comunista Ceaucescu, muy amigo de Santiago Carrillo, y sondeara un posible acuerdo.
En la extrema derecha el «búnker» franquista aparecía muy fragmentado entre diversos grupos falangistas y Fuerza Nueva, que se presentó a las elecciones bajo la candidatura Alianza Nacional 18 de Julio.
[449][450] Por la misma razón el presidente no esperó a la apertura de las Cortes para formar su primer gobierno avalado por las urnas.
Por tanto la negociación y el acuerdo eran una necesidad inevitable que, más adelante, con los resultados alcanzados, se presentó como una virtud compartida».
[457] Así fue como nació el «consenso», «nuevo vocablo que se incorporaría desde entonces al léxico político castellano de la transición española a la democracia».
[488][489][490] Sin embargo, la conflictividad laboral no disminuyó y el número de huelgas continuó aumentando hasta alcanzar su punto culminante en 1979.
[504][500] Por otra parte, «los continuos atentados de ETA no permitían serenar los ánimos y encauzar el debate por vías democráticas».
Asimismo, se acordó que todas las comunidades autónomas irían adquiriendo progresivamente unos niveles de competencias similares a los del artículo 151.
[635] El acuerdo UCD-PSOE se plasmó en la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA) que fue recurrida al Tribunal Constitucional por los partidos nacionalistas.
[655] Un suceso relacionado con la salud pública empeoró aún más la credibilidad del gobierno porque reaccionó tarde y mal —el ministro de Sanidad dimitió—.
En segundo lugar, porque por primera vez se producía la alternancia política propia de las democracias, gracias al libre ejercicio del voto por los ciudadanos.
Pero Felipe González y su gobierno anunciaron que iban a defender que España siguiera en la OTAN, aunque bajo tres condiciones atenuantes: la no incorporación a la estructura militar, la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares y la reducción de las bases militares norteamericanas en España.
[694] Núñez Seixas, por su parte, ha subrayado que la permanencia en la OTAN serviría también para acabar con la tentación golpista en el seno de las Fuerzas Armadas al proporcionarles un nuevo objetivo: la participación en la defensa del bloque occidental.
Y añaden: don Juan Carlos «desde luego, nunca formuló el menor atisbo de crítica al régimen dictatorial que le había situado en la Jefatura del Estado».