[5] Esta sería adoptada por los demás partidos comunistas significativos de Europa occidental, en España, Portugal y más tarde por Francia, cuya importancia como fuerza política consolidada se confirmó en 1977 en una reunión en Madrid entre Berlinguer, Georges Marchais y Santiago Carrillo.
[10][11][12] Sin embargo, estas concesiones no fueron correspondidas con suficientes contrapartidas del gobierno de Giulio Andreotti, lo que llevó al PCI a abandonar la coalición en 1979.
[8] Calificó al PCI como un partido honesto frente a la devastada política italiana, azotada por una corrupción endémica, una imagen que conservó la reputación del partido, ya disuelto, durante los escándalos de corrupción de Mani Pulite.
Al año siguiente se vio involucrado en una insurrección en el pueblo, tras la que fue arrestado y condenado a tres meses de prisión.
En Salerno su padre le presentó a Palmiro Togliatti, entonces máximo líder del PCI y en otro tiempo alumno suyo.
En 1946, Togliatti, como máximo dirigente del PCI, envió a Berlinguer a Roma, y tan sólo dos años más tarde (con 26 años de edad) entró en el secretariado nacional del PCI, siendo uno de los miembros más jóvenes admitidos en dicho órgano.
Berlinguer realizó el hasta entonces más "grave" discurso público de un dirigente comunista escuchado en Moscú.
En 1974, Berlinguer conoció en Belgrado al presidente yugoslavo, Josip Broz Tito, desarrollando sus relaciones con los grandes partidos comunistas de Europa, Asia y África.
Cuando Berlinguer expresó finalmente la condena del PCI sobre cualquier tipo de interferencia, la ruptura con el PCUS fue completa.
En una entrevista con el Corriere della Sera, Berlinguer declaró que se sentía seguro bajo el paraguas de la OTAN.
Pocos meses después Berlinguer visitó de nuevo Moscú, dando otro discurso que fue pobremente recibido por sus anfitriones y publicado en Pravda bajo censura.
A pesar de la posición del PCI, el incidente sobre Moro, que finalmente sería asesinado, dejó al Partido más aislado.
Berlinguer entonces apoyo la elección del veterano dirigente socialista Sandro Pertini como Presidente de la República, pero su mandato no produjo los efectos que el PCI había esperado.
En este periodo, Berlinguer tornó su atención hacia el ejercicio del poder local, para demostrar que los trenes pueden llegar a su hora bajo el PCI.
En noviembre, en Salerno, Berlinguer declaró que la idea del Compromiso histórico estaba caducada; sería reemplazada con la propuesta de la Alternativa Democrática.