[4] Tal vez por esto su carrera eclesiástica permaneció estancada durante 18 años en esa misma diócesis.
A la muerte de Lauzurica en abril del mismo año, le sucedió como arzobispo titular.
Sería su sucesor en la sede toledana, Marcelo González Martín, el que logró comunicarse con el Gobierno y frenar la expulsión.
[9] El cardenal Tarancón siguió desempeñando un importante papel conciliador durante la transición como presidente de la Conferencia Episcopal, cargo que ejerció desde 1971 hasta su sustitución por Gabino Díaz Merchán en febrero de 1981, al expirar su tercer mandato.
Poco después, Tarancón recibió por sorpresa la noticia de que había sido aceptada su dimisión.
[8][10] Se retiró a su tierra natal, donde escribió Confesiones, sus memorias publicadas de forma póstuma en 1996.
En ellas reflejó como intentó desligar a la Iglesia de la dictadura porque creía que la misma había pagado un precio moral por apoyar[cita requerida] al régimen que los ciudadanos no llegaron a perdonar nunca, según sus palabras.