Se convirtió así en el obispo más joven de Europa.
[5] Tras su consagración, participó en la cuarta y última sesión del concilio Vaticano II.
[5] Daba el relevo en la sede ovetense a Vicente Enrique y Tarancón, que años más tarde descató la ecuanimidad y serenidad de Merchán como idóneas para hacerse cargo de la diócesis.
Su apoyo y una carta firmada por cincuenta sacerdotes asturianos fue pieza clave en las negociaciones.
En el decreto del acuerdo de concesión se recoge:[12]