[2] Desde la segunda mitad del siglo XIX, la familia real española comenzó a pasar sus veranos en Comillas, y como consecuencia gran parte de la nobleza española, cuyos muchos descendientes todavía frecuentan la villa cada verano.
[5] Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, Andalucía y las islas se popularizaron debido a la inclinación turística hacia destinos más soleados, por lo que lugares como Marbella, Sotogrande o Mallorca se convirtieron en atractivos destinos veraniegos para la alta sociedad.
[12] El topónimo Comillas o Cumiyas, como aparece registrado en documentos medievales, procede según apuntan varios autores, de la raíz celta kamb- convertida en komb- 'curvo'.
La bandera está formada por dos franjas horizontales de igual anchura, siendo blanca la superior y azul oscura (añil) la inferior.
Aparte de su playa, esta villa tiene numerosos acantilados como los del Cabrero y La Garita.
Presenta una pintura abstracta formada por líneas sinuosas de puntuaciones en rojo y una mano en negativo, casi con seguridad Paleolíticas.
Los documentos más antiguos relativos a Comillas datan del siglo XI, aunque la mayor parte de ellos se perdió tras un incendio en la Casa Consistorial.
El párroco rezó al Santo Cristo del Amparo y la galerna fue amainando.
En 1720 concluyó la actividad ballenera en Comillas, pero fue tal la fama de los arponeros comillanos que 60 años después, aún eran reclamados en Canarias.
Aún hoy se sigue recordando a Ignacio Fernández de Castro como el más importante ballenero comillano.
Cuando desaparecieron los cetáceos (siglo XIX), la reducida flota se recalificó en la captura de la sardina, la caballa y el bonito.
Como decíamos, la pesca en Comillas ya se realizaba desde antaño siendo esta una de las principales actividades económicas.
Esta se vio inmersa durante meses en un continuo ajetreo con una única finalidad, transformar la villa en un lugar digno de reyes.
Este hecho determinó que Comillas se convirtiese en la primera localidad española con luz eléctrica en sus calles (hacía menos de un año que Thomas Alva Edison había inventado la lámpara incandescente y se trajeron desde sus laboratorios en Newcastle y París, la maquinaria de vapor que lo alimentaba se trajo desde Barcelona) y simbólicamente, capital de España por un día.
Ya que Alfonso XII reunió al Consejo de Ministros en la Casa Ocejo durante ese veraneo en la villa.
[20][21] Para esta ocasión, Alfonso XII vino acompañado de su mujer María Cristina, sus hermanas y su hija.
La llegada de la reina supuso para Comillas algo similar a lo vivido el año anterior.
Las visitas reales a la villa, se sucederán posteriormente con Alfonso XIII, quien aun cuando tenía fijada su residencia veraniega en el Palacio de La Magdalena, en Santander, frecuentó Comillas varios veranos.
Francisco Bru fue un hombre envidioso, debido a la popularidad de este y arremetió contra él.
Gran parte de la población permanente que vive en Comillas se dedica al turismo como actividad económica, ya sea en la restauración o en el sector del hospedaje.
Muchos negocios comillanos solo abren sus puertas en verano y los grandes ingresos que producen durante julio y agosto les permiten mantenerse todo el año cerrados o abiertos pero con una actividad mínima.
Está ubicada a 23 metros sobre el nivel del mar y dista 48 kilómetros de la capital regional.
En un principio, las casas para los baños de mar eran muy modestas y tenían un carácter provisional.
Numerosas personas se desplazaban, especialmente desde Barcelona, Madrid, Sevilla y Bilbao, para pasar el verano en Comillas.
El aumento de gente en las playas de Comillas se acrecentará cuando, a finales del siglo XIX el rey Alfonso XII (y posteriormente, su hijo, Alfonso XIII) y su familia convierten a Comillas en la capital del veraneo regio pasando los veranos en la villa.
Este hecho dará lugar al aumento de la edificación en la zona para alojar a la aristocracia y la burguesía que imitaba las costumbres reales, precisando también lugares para el ocio y la diversión.
Como grandes atractivos, la villa cuenta además de la playa con un extenso patrimonio artístico marcado por el exitoso regreso los indianos.
Colaboran todos los pueblos y asociaciones de la zona preparando carrozas que se hacen desinteresadamente.
La primera carroza lleva a San José, la Virgen y al niño Jesús con los ángeles hasta el portal en la plaza.
Después van pasando las romanas, romanos y pajes con antorchas, dejando paso a las carrozas y por último a los reyes magos que van en carrozas con las parihuelas cargadas de regalos detrás de ellos.