Tomás Antonio Sánchez

El proyecto fue retomado ya en el siglo XIX por Pedro José Pidal y por Florencio Janer.

En cuanto al texto mismo, el editor procedió con un inaudito rigor crítico para la época; sin puntos de referencia precisos en literatura comparada, sin datos filológicos e interpretativos, el montañés ilustra el cantar desde la valoración de su importancia literaria hasta la reconstrucción de versos, desde la métrica hasta la posible autoría, iniciando así con su intuición una gramática histórica que no se afianzaría como disciplina científica hasta un siglo más tarde.

En cuanto a la del Libro de Buen Amor, es sin duda la edición más floja, pues sus escrúpulos de clérigo le hicieron omitir numerosos pasajes.

En cuanto a la edición en 1788 de la Bibliotheca Hispania Nova, de Nicolás Antonio, la pudo realizar en colaboración con Rafael Casalbón y Juan Antonio Pellicer.

En consecuencia, Tomás Antonio Sánchez posee además un sitio eminente entre los lexicógrafos del español antiguo.