Golpe de Estado en Turquía de 1980

Turquía vivía durante los años 1970 profundas tensiones en un contexto internacional poco favorable, con una grave crisis económica, el crecimiento del fanatismo religioso y la proliferación de grupos políticos radicales de extrema derecha e izquierda.

El paro superaba el 20 % y la inflación, ese mismo año, alcanzaba el 100 %, mientras que el PIB decrecía.

Los militares golpistas depusieron el gobierno, disolvieron la Asamblea Nacional, suprimieron las libertades, prohibieron los partidos políticos, sindicatos, clausuraron periódicos y aplicaron la ley marcial.

La represión, los arrestos, las detenciones sin juicio, la tortura y otras violaciones de los derechos humanos fueron constantes.

El golpe no supuso una sorpresa para casi nadie, las protestas fueron escasas a nivel internacional y prácticamente inexistentes en el interior del país.