El XXVII Congreso socialista ratificó al PSOE como un partido marxista, democrático y de clase.
Así, destacó el grupo de los sevillanos, liderado por Felipe González, Alfonso Guerra y Manuel Chaves, quienes propugnaban un acercamiento a la socialdemocracia europea.
En julio de este año, el monarca Juan Carlos I nombró presidente del Gobierno al moderado Adolfo Suárez, en sustitución de Carlos Arias Navarro, quien era más reaccionario a iniciar un proceso democratizador en España.
En ese año, la banda nacionalista vasca ETA (Euskadi Ta Askatasuna) cometió 17 atentados, matando a 18 personas.
Aún en la clandestinidad aunque ya asentado en España, el Partido estado liderado por el sevillano Felipe González, quien había sucedido como Secretario General a Rodolfo Llopis, en el Congreso de Suresnes (1974).
Otros miembros destacados del PSOE eran Alfonso Guerra, Nicolás Redondo o Pablo Castellano.
[2][3][4][5][6] El XXVII Congreso del PSOE definió la estrategia a seguir por el Partido en un momento álgido de la Transición Española.