Miles de personas se echaron a la calle para celebrar el histórico triunfo.Históricamente, con la desaparición de la UCD y su eventual reemplazo por Alianza Popular (predecesor del Partido Popular) como principal oposición, se suele considerar que quedó formado el sistema de bipartidismo político que con más o menos variaciones ha regido la política española durante los siguientes treinta años, hasta 2015 coexistiendo con los partidos nacionalistas.Respecto a los comicios de 1979 el PSOE gana las provincias de La Coruña, Santander, Álava, Navarra, Logroño, Huesca, Zaragoza, Teruel, Lérida, Castellón, Baleares, Albacete, Ciudad Real, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Palencia, León, Zamora, Valladolid, Salamanca, Badajoz, Cáceres, Huelva, Granada, Almería, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Ceuta y Melilla mientras que pierde Gerona; AP gana las provincias de Pontevedra, Orense, Lugo, Burgos, Segovia, Soria y Ávila; y CiU gana Gerona.[2][6][3] A la larga, la crisis en UCD no hizo más que agravarse y aumentar el desgaste del gobierno, especialmente en la persona de Suárez.[13] El luego conocido como "23-F", sin embargo, no logró prosperar más allá de estas acciones y quedó en entredicho cuando el rey salió en TVE desautorizando a los golpistas.[16] El nuevo gobierno liderado por Calvo-Sotelo, si bien logró sacar adelante algunos de los temas más urgentes (como la «cuestión militar» y la «cuestión regional») con el acuerdo del PSOE,[17][18] no logró detener la grave crisis interna que atravesaba UCD.[19] Durante 1981 y 1982 la situación fue empeorando progresivamente, al tiempo que se producían numerosas escisiones o fugas a otros partidos.[20] Prensa como el ABC apostaba por unas elecciones en primavera de 1983 que garantizasen la estabilidad del Reino frente a los sucesos acontecidos pocos meses atrás.Desde el centro y la derecha surgieron voces que apostaban por la unión de ambas fuerzas (entiéndase, UCD y AP) para la creación de una lista única que hiciese frente a un cada vez más fuerte PSOE.En este sentido se manifestó Arturo Moya, diputado por Granada de la UCD y próximo en la primera hora a Adolfo Suárez, quien dijo que «se hace necesario en estos momentos que el centro y la derecha lleguen a una coalición ante las próximas elecciones generales presentando una lista única».[24][25] En esta ocasión la campaña electoral se desarrolló en un gran clima de espíritu cívico.[30] Para el PSOE ésta era la primera vez en su historia que el partido ganaba unas elecciones generales con mayoría absoluta.Ni siquiera el presidente del gobierno, Calvo Sotelo, que iba el segundo en la lista por Madrid, logró obtener el acta de diputado.[nota 2] Esta debacle supuso en la práctica la desaparición de UCD, que unos meses después se autodisolvería (aunque hasta 1986 mantendría grupo parlamentario).[32][30] El liderazgo de Carrillo y la política oficial del partido hacía tiempo que eran criticadas desde numerosos sectores.Tras los pésimos resultados, un mes después —en noviembre— Carrillo dimitió de la dirección del PCE, abriendo con ello una nueva etapa en el partido.[33] Los partidos nacionalistas y regionalistas mantuvieron prácticamente idéntica su representación parlamentaria con respecto a las elecciones de 1979.La excepción fue el Partido Socialista de Andalucía-Partido Andaluz (PSA-PA), que en estas elecciones no obtuvo ningún diputado y con ello quedó fuera del parlamento.En segundo lugar, porque por primera vez se producía la alternancia política propia de las democracias, gracias al libre ejercicio del voto por los ciudadanos.c Incluye a Unión del Pueblo Navarro (UPN), Partido Aragonés Regionalista (PAR), Unió Valenciana (UV) y liberales independientes.