A la ley que legisló el blasón acompañó con celeridad dos Reales Decretos que especificaban el diseño, usos, tamaño y coloración para una única representación oficial de este escudo.
[5] La Guía de Comunicación Digital para la Administración General del Estado de 2014, sin carácter legislativo, indica que "los colores se podrán usar en una formulación u otra, dependiendo del medio o soporte que se utilice, pero para uso web es recomendable el uso de formulación del color en RGB".
Con frecuencia el escudo adopta forma ovalada o redondeada, siguiendo la moda francesa.
Se desarrolla así mismo una versión ornamentada a imagen y semejanza a la usada por los borbones franceses, con manto real, cimera y ángeles como soportes entre otros elementos.
Esta forma puede distinguirse más claramente en el posterior escudo de armas del rey José I Bonaparte (1808-1814).
[10] En las monedas del mismo tiempo aparece una variante muy simplificada, introducida por Carlos III que, sin corona real, únicamente consta de las armas de Castilla y León con el escusón borbónico, partidas por la denominada «Cruz del Infante Don Pelayo»; todo ello rodeado por una corona de laurel.
[10] El escudo pequeño fue utilizado regularmente hasta el final del reinado de Isabel II (1868) y, de forma muy puntual, desde 1875 hasta 1931 durante la II Restauración borbónica.
[12] Reinstaurada la dinastía borbónica en 1813, Fernando VII recupera el escudo completo de Carlos III, que mantendrá su hija, Isabel II.
Junto al escudo se colocaron las columnas de Hércules, elementos que figuraron en la heráldica del rey-emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio.
Restaurada la dinastía borbónica en 1874, se recuperó su escusón en la parte central del escudo español.
También se recuperaron las antiguas armas reales desaparecidas en 1868, que coexistieron con las versiones simplificadas, generando gran confusión a la hora de definir el escudo nacional.
El escudo con todas las armas dinásticas, adoptado por Carlos III y denominado blasón grande, se limitaría a la Casa Real y a los documentos de cancillería que se encabezaran con el título grande del rey de España.
La universidad nombró ponente al catedrático Elías Tormo y Monzó.
Para dotar de coherencia a las dos versiones, Elías Tormo propuso varios cambios en las armas grandes.
En la documentación de Palacio se mantuvo hasta 1931 el blasón grande con el escusón de castillos y leones aunque se han conservado algunos ejemplos en los que aparece reproducido con su nuevo diseño.
[15] En su exilio, Alfonso XIII pudo dedicar más tiempo a estos asuntos y comenzó a utilizar con más frecuencia las armas de Tormo al no requerir trámites legales.
Su hijo y sucesor, el conde de Barcelona, continuó utilizándolas desde 1941 hasta su muerte en 1993.
[17] Se empleó un blasón semejante al que utilizaron los Reyes Católicos, siendo un elemento destacado el águila de San Juan.