[1] Es el más alto rango al que puede aspirar un oficial de armas.
Cronológicamente, afirmaba en 1993 Faustino Menéndez-Pidal, «antes de mediar el siglo XIV, la institución de los oficiales de armas, habitual ya y arraigada en la Europa del Canal (norte de Francia, Inglaterra, Países Bajos, Renania), era absolutamente desconocida en esa otra Europa del sur a la que pertenecemos, tan diferente en su evolución histórica y, consecuentemente, en sus costumbres e instituciones.»[2] Historiográficamente este historiador afirma, más adelante, que «este ámbito de la organización nobiliaria, de la caballería y de sus acompañamientos rituales y formales es probablemente uno de los que presentan diferencias más marcadas.
Sus insignias eran las armas del mismo emperador o rey, lo que no constituía una ofensa, ya que no peleaban en el campo de batalla.
En la documentación navarra se vuelven a nombrar heraldos en 1386 y en 1395, reinando ya Carlos III de Navarra, nombra a Pierres du Bar, juglar bretón, como rey de armas siendo mencionado con el nombre de "Navarra, rey de los heraldos".
José de Istúriz, hijo del anterior, en 1681, cesado.