En el siglo XX, la cruz de Borgoña ha sido utilizada como símbolo nacionalista[1] por los requetés y por la Legión Valonia.
Un claro ejemplo lo constituyen los guiones y estandartes de la Guardia Real.
Desde Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, cada compañía tiene su propia bandera, en la que la cruz figuraba sobre fondos de muy diversa forma y colorido (en los que a veces se incluían jeroglíficos o motivos heráldicos del oficial al mando).
En la guerra carlista de 1833-1840, la borgoñona aún seguía siendo la bandera del ejército español, o sea, de las fuerzas regulares liberales (el Ejército no adoptó la rojigualda hasta 1843), no siendo empleada por las tropas del bando carlista.
El aspa borgoñona como emblema político propio carlista es tardía: fue el 24 de abril de 1935,[9] en época de Manuel Fal Conde, coincidiendo con la reorganización del Requeté, por aquel entonces un grupo paramilitar clandestino, siendo utilizado posteriormente por regimientos tradicionalistas y requetés carlistas durante la Guerra civil española dentro del bando sublevado.