Esta cimera, compuesta, consistió en un castillo o fortaleza con la figura de medio león asomándose en su parte superior.
[1] Faustino Menéndez Pidal ha señalado que, con anterioridad, los monarcas castellanos habían utilizado otra cimera, consistente en la figura de medio grifo, dorado.
Podemos encontrar dos ejemplos destacados en su sello[3] y en el libro sobre la Orden del Toisón de Oro, ilustrado por Simon Bening.
En el caso de Felipe II y Felipe III, la cimera castellana se encontraba flanqueada por otras dos, consistentes en las figuras de sendos dragones, que habían pertenecido a los monarcas portugueses y aragoneses.
En estas armerías, la corona del león fue sustituida por otra cerrada con ocho diademas, cinco a la vista, como ocurría con la utilizada en la versión común del escudo de armas y se introdujo una cinta con la inscripción Santiago, aludiendo al apóstol Santiago como patrón de España.