En dicha operación, conocida como Operación Reconquista, en la que tomaron parte también mercenarios neofascistas italianos y argentinos, algunos partidarios de Sixto de Borbón abrieron fuego contra los participantes en la romería.
[2] En 2003 la justicia española reconoció a los dos asesinados la condición de "víctimas del terrorismo".
La conflictividad social y laboral iba en aumento y, en marzo, habían tenido lugar los denominados sucesos de Vitoria, que se habían saldado con cinco trabajadores muertos.
El Partido Carlista dirigido por Carlos Hugo era entonces miembro de la Coordinación Democrática, más conocida como la Platajunta.
Asistieron, además del Partido Carlista, CECO, CONE, ETA (ramas militar y político-militar), EAS, LAB, LAIA, ICR, ETA VI, ORT, PCE, PSOE, PTE, UGT y USO.
Aunque el carácter del acto sería fundamentalmente político, como en ocasiones anteriores se solicitó permiso para la celebración de un viacrucis durante la subida al monte, en cuya cima tendría lugar la misa anual celebrada desde 1939.
[20] Los incidentes tuvieron lugar primero en la parte baja del monte, donde se produjo un enfrentamiento entre los seguidores de Sixto, que querían subir al monte, y los de Carlos Hugo, que se negaban a dejarles pasar.
Tras los insultos, empezó una pelea con porras y palos, ante la actitud pasiva de la Guardia Civil, que se hallaba a poca distancia.
[18] Allí falleció Ricardo García Pellejero, miembro del Movimiento Comunista de España,[22][23] por un disparo efectuado, según González Calleja, por Francisco Carreras García-Mauriño, que se encontraba en lo alto del monte junto con Márquez de Prado.
Al acercarse estos grupos a la cumbre, se oyeron unos disparos, cuya procedencia no pudo ser determinada por la espesa niebla reinante, pudiendo solamente afirmarse que ninguna de las personas que acompañaban en aquel momento a don Sixto hizo disparo alguno ni de metralleta ni de pistola.
No obstante, en una entrevista concedida el año siguiente a la revista La Actualidad Española, José Arturo Márquez de Prado reconoció que Marín le había confesado después de los incidentes: «Pepe, yo no he tenido más remedio que disparar, pero yo no he tirado a dar».
Según Márquez de Prado, la muerte de Ricardo García Pellejero no podía deberse a los carlistas sixtinos que se encontraban en lo alto del monte, ya que la bala entró con una trayectoria ascendente, y mantuvo que algunos seguidores de Carlos Hugo llevaban armas.
Manuel Martorell afirma que fue el gobierno de Arias Navarro el que habría elaborado «detallados planes y previsiones para arrebatar la concentración anual al partido liderado por Carlos Hugo de Borbón-Parma», con la colaboración del sector tradicionalista del carlismo.