Ley de Asociaciones Políticas

La expresión elegida para el nuevo mecanismo de participación, «asociaciones políticas», era lo suficientemente ambigua como para permitir todo tipo de interpretaciones.

La actividad política partidista durante el franquismo discurría por cauces informales, expresándose en las denominadas familias del franquismo entre las que el propio Franco distribuía alternativamente parcelas de poder (azules o falangistas, católicos —la mayoría de los procedentes de la CEDA, los propagandistas de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, y, a partir de los años 50, los tecnócratas vinculados al Opus Dei—, monárquicos —unos juanistas, otros carlistas o requetés y finalmente otros juancarlistas— y militares —presentes en todas las familias—).

[3]​ Adolfo Suárez, a la sazón Ministro-secretario general del Movimiento en el Gobierno Arias, presentó el proyecto del ministro de Gobernación Manuel Fraga que propició la Ley 21/1976, de 14 de junio, sobre el Derecho de Asociación Política,[4]​ y un Registro de Asociaciones Políticas que ya no dependerá del Ministerio del Movimiento, sino del de Gobernación, proyecto que será aprobado por las Cortes con 338 votos a favor, 91 en contra y 24 abstenciones y que supuso un gran éxito para él.

Ya el 2 de octubre, bajo el Primer Gobierno Suárez, el Registro publicitó haber recibido 22 solicitudes, de las que se habían aceptado 10 (con nombres que evocaban todo el espectro político: Frente Nacional Español —Falange Española de las JONS—, Unión Nacional Española, Asociación Laborista —Partido Laborista—, Defensa Agraria Social —Partido Agrario Español—, Unión del Pueblo Español, Partido Popular —no confundir con Alianza Popular, coalición inscrita el 9 de octubre— Frente Institucional —Partido Social Regionalista—, Nueva Izquierda Nacional, Partido Socialista Demócrata Español) y 9 se encontraban pendientes o en tramitación (entre las que había de extrema derecha —Fuerza Nueva, de Blas Piñar—, de derecha o centro —Partido de Acción Nacional, Unión Demócrata Cristiana— y de izquierda —las distintas facciones del PSOE—).

Las tres solicitudes que incorporaban el nombre de Falange se rechazaron por existir ya un partido con ese nombre, como preveía la ley (el inscrito por Raimundo Fernández Cuesta).