Su obra refleja una devoción profunda hacia la Iglesia católica y una búsqueda del Absoluto.
En diciembre de 1868, conoció al anciano escritor católico Barbey d'Aurevilly, quien vivía frente a su casa, en la calle Rousselet; se convirtió en su mentor.
Pronto, Bloy se enemistó con autores prestigiosos como Émile Zola, Guy de Maupassant, Ernest Renan, Alphonse Daudet, Huysmans, Paul Bourget y Anatole France.
[3] Bloy era famoso por sus ataques personales, que veía como la misericordia o la indignación de Dios.
[14] Bloy también aparece citado al comienzo de la novela de John Irving A Prayer for Owen Meany —traducido por Oración por Owen—, en el acápite: «Todo cristiano que no es un héroe es un cerdo».
[16] En Chile, el historiador Jaime Eyzaguirre se vio influenciado por la obra de Bloy.