[3] Profundizó en el estudio del filósofo Martin Heidegger y colaboró, desde muy joven, en La Gaceta Literaria, revista cultural fundada y dirigida por Ernesto Giménez Caballero,[4] donde se expresaba la generación del 27, en la que a partir de 1929-1930 empezarían a cobrar eco —por influencia de su director— posiciones de inspiración fascista.
«La angustia y la amenaza de la nada —concluye el historiador estadounidense— sólo podían ser superadas por la voluntad y el logro, por una acción que se fuese convirtiendo cada vez más en acción directa».
Un fascismo que puede definirse como anticatólico, demagógico, doctrinalmente elaborado, admirador del anarcosindicalismo español y del tradicionalismo carlista por ser dos ideologías que consideraba auténticamente españolas,[8] y con un fuerte componente sindicalista.
[16] Se ha señalado la influencia en su ideología de Nietzsche, además de autores como Fichte, Hegel, Heidegger, Unamuno, Ortega y Gasset,[17] Giovanni Gentile,[18] Georges Sorel, Valois,[19] Joaquín Costa,[20] Oswald Spengler y Nicolai Hartmann.
[22] De acuerdo con Stanley G. Payne, fue «el primer intelectual que definió un fascismo español relativamente claro y preciso».
[26] Llegó a plantear la posibilidad de articular una alianza con la CNT frente al marxismo —proposición calificada como «ilusión sin porvenir» por Ferran Gallego—.
[27] Ledesma consideraba a la CNT como "la palanca más eficaz" para la conquista del poder, canalizando los "valores de rebeldía de la raza" contra el capitalismo y el internacionalismo marxista.
[28] Para Ledesma, se había acabado el tiempo del terrorismo secreto y se abría una nueva etapa en la que serían milicias uniformadas y perfectamente disciplinadas las que ejerciesen la violencia que sus objetivos políticos precisaban[30] al estilo de los camisas negras italianas o los camisas pardas de Hitler.
Esa edición fue retirada por la policía, pues en el número anterior se había insistido en la intención del grupo de «imponer violentamente su política».