En 1823 vino a ser al fin Hofkonzipist, y en 1832, director de los archivos del Imperio, puesto del que se jubiló en 1856.
Sus años de educación coinciden con la Revolución francesa y la época napoleónica, pese a lo cual se mostró siempre de ideología conservadora y pesimismo.
Destacan sus tragedias (La antepasada) y los temas de la antigüedad (Sappho).
Escribió sólo una comedia: ¡Ay del que miente!, que fue un fracaso al estrenarse, y dos narraciones: El convento de Sendomir y El pobre músico.
Sus ensayos de tema español están recogidos bajo el título Studien zum spanischen Theater, en el tomo XVII de sus Obras completas.