La familia tenía propiedades importantes e intereses comerciales en la Compañía de Caracas.
Es miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, pero se siente incómodo en ella y la abandona, aunque frecuenta a sus miembros y mantiene estrecho contacto con ella.
Viaja a Italia, Flandes, Gran Bretaña y Alemania y entabla amistad con los profesores extranjeros del Seminario Patriótico, con lo que accede a bibliografía extranjera difícil de hallar en España.
La represión auspiciada por Floridablanca le hizo, pues, callar en cuestiones político-económicas entre 1789 y 1797, más o menos.
(sus segundos nombre y apellido, Tadeo Echavarri), temeroso de la crítica cervantófoba que vuelca en esta obra; las cartas habían empezado a redactarse en 1793 en Vergara y reprochan a la obra no ser todo lo edificante ni decorosa que es recomendable, así como ciertas flojedades e incorrecciones de estilo, en lo que el mismo autor reconocía no conocer suficientemente la lengua de la época; parte de esas acusaciones fueron después rebatidas por Diego Clemencín.
Harto de la camarilla de Casa-Irujo y las dificultades que le ponen para poder solucionar los problemas que provoca el comercio español con los Estados Unidos, solicita su retorno a España y lo obtiene en 1809.
En tal escrito defiende un gobierno constitucional con separación de poderes, la soberanía del pueblo y las libertades individuales frente al despotismo.
Entre 1809 y 1811 publica diversos panfletos sobre temas constitucionales (Cartas sobre varias materias políticas, Santiago, 1811, Ligeras observaciones sobre el proyecto de Nueva Constitución, La Coruña, 1811, etc.).
En dichos periódicos combate la tortura, la Inquisición, los abusos del clero gallego, la falta de garantías procesales en los pleitos, etc.