Tuvo una vida trágica con frecuentes problemas de pobreza, fracaso profesional, amor no correspondido, mala salud y aislamiento social.
Nacido dentro del clan Topór, quedó pronto huérfano y junto a su hermano se educó en escuelas de Varsovia.
Durante las revoluciones de 1848 permaneció en Roma, donde conoció a los intelectuales polacos Adam Mickiewicz y Zygmunt Krasiński.
Aunque consiguió publicar en la revista parisina Goniec polski, las dificultades económicas, rechazos amorosos, malas críticas de su obra y malentendidos políticos le pusieron en una situación calamitosa.
Durante el conflicto, se hallaba estudiando pintura en la misma casa donde vivía Chopin, cuyo piano fue defenestrado por las tropas rusas.
En 1866 termina Vade-mecum, una antología poética, la cual pese a sus esfuerzos y numerosos contactos, no fue capaz de publicar.
Su estilo original e incorformista, muy adelantado para su época, no fue apreciado durante su vida y debido a ello fue excluido de la alta sociedad.