Juan Montalvo

Su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los presidentes Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintimilla.

Su padre, don Marcos Montalvo Oviedo,[1]​ hijo de un inmigrante andaluz, se dedicaba a los negocios ambulantes.

Tuvo siete hermanos: Francisco, Javier, Mariano, Alegría, Rosa, Juana e Isabel.

En 1843, cuando tenía once años, su hermano Francisco fue arrestado, encarcelado y desterrado por enfrentarse políticamente a la dictadura de Juan José Flores.

En 1853 el presidente José María Urbina decretó la libertad de estudios en colegios y universidades.

En buena medida este nombramiento se dio gracias a las diligencias de su influyente hermano, el doctor Francisco Javier Montalvo.

[10]​ Desde enero hasta agosto de 1858, mantuvo correspondencia con su hermano Francisco Javier destinada a su publicación en el semanario quiteño La democracia, que este último dirigía.

También se acentuó su misantropía, inclinación que tuvo desde sus años de infancia, por hallarse en un medio extraño e indiferente.

La familia Arellano del Hierro, de Tulcán, recomendó a Montalvo ante el doctor Ramón Rosero, de Ipiales, para que le acogiera en su hogar;[18]​ Posteriormente fue recomendado a la señora Filomena Rojas.

Llegado a la capital francesa, su interés inmediato fue establecer conexiones con las personas que quizás se hallaban en disposición de ayudarle, pues desde su destierro cayó en una situación de apremio; había salido del Ecuador con pocas pertenencias y le era imposible obtener ingresos seguros y periódicos.

Y aunque ahí le faltó dinero para continuar su viaje, Alfaro nuevamente acudió en su ayuda.

Montalvo lo relata de la siguiente manera: Una vez en Ipiales decidió continuar hacia Perú, donde se encontró con José María Urbina, desterrado por Gabriel García Moreno.

Ahí buscó fomentar la oposición contra el gobierno de su país, y quizá una revolución.

En 1872 falleció su hijo Carlos Alfonso, de cinco años y ocho meses; se le comunicó la noticia desde Ambato.

Dijo: Dejó transitoriamente la ciudad para descansar en una propiedad de sus hermanos, cercana a Baños.

Así, el 6 de septiembre del mismo año Montalvo llegó a Guayaquil y fue recibido por una entusiasta multitud.

Fue incapaz de hablar en público, y más bien prometió un agradecimiento a su modo, mediante la palabra impresa, que en efecto circuló entre los guayaquileños al día siguiente.

Finalmente Montalvo viajó a París con el deseo de editar su obra Siete tratados.

[34]​ Sin embargo, los Siete tratados no fueron bien recibidos por todos; la Iglesia católica en el Ecuador, a través del arzobispo de Quito monseñor José Ignacio Ordóñez, mostró su descontento con la obra.

En 1888 el presidente Antonio Flores Jijón le ofreció la posición de cónsul en Burdeos y Montalvo no aceptó su propuesta.

En los días siguientes los síntomas de su enfermedad fueron empeorando y Montalvo cayó prácticamente en la indigencia.

Durante ese largo tiempo de padecimientos frecuentemente le visitaron Agustín L. Yerovi y Clemente Ballén.

[36]​ Los detalles testimoniales del doctor Agustín Yerovi, sobre este hecho, son los que siguen: Hecho muy cuestionable tanto en el testimonio como en los actores de aquel supuesto acto, pues ningún ser humano puede resistir tal martirio y sufrimiento, Montalvo también fue sometido a una operación de apostemas en la garganta.

Montalvo fue un ideólogo romántico del liberalismo;[46]​ sus modelos fueron Chateaubriand, Rousseau y Víctor Hugo,[47]​ mientras que por Lamartine sentía un profundo aprecio.

De Montaigne tomó no solo la exaltación del hombre en su estado natural, sino varios temas y la técnica literaria que usaba en sus ensayos.

En cuanto a la literatura en alemán, estudió los clásicos del siglo XVIII, aunque no conocía el idioma.

[55]​ No obstante, en la enciclopedia española "Monitor"(editorial Salvat, 1970), en su artículo "Don Quijote"(tomo 6, pag.2099), la novela de Montalvo es considerada como la mejor aproximación en este género al personaje cervantino, pues por lo general ha sido reproducido en forma sesgada por otros autores.

Con la misma deferencia Montalvo en 25 páginas se expresa con la mayor claridad acerca de lo que deben ser a su juicio las relaciones entre Iglesia y Estado.

[71]​ Durante su autoexilio en Ipiales mantuvo una relación con una joven de apellido Hernández con quien tuvo dos hijos: Adán y Visitación.

Algunos fueron publicados por él, aunque también existe una abundante obra póstuma, puesto que los estudios de sus libros no han perdido popularidad:[73]​

Casa de Juan Montalvo en la ciudad de Ambato
Fotografía de la quinta de los padres de Juan Montalvo en Ficoa, Tungurahua, Ecuador.
Montalvo en Chile
Busto de Juan Montalvo en Uruguay .
Monumento a Juan Montalvo en Ambato , Ecuador .
Museo y mausoleo de Juan Montalvo en Ambato .
Retrato de Lord Byron .
Busto de Juan Montalvo en Madrid .
Busto de Montalvo en Bogotá
Busto de Juan Montalvo en París