Emilio, o De la educación

En la obra Rousseau propone la descripción de un sistema educativo que permita al «hombre natural» convivir con esa sociedad corrupta.

[2]​ Acompaña el tratado una historia novelada del joven Emilio y su tutor, ilustrando cómo se debe educar al ciudadano ideal.

Por otro lado, Emilio no es una guía detallada, aunque sí incluye algunos consejos sobre cómo educar a los niños.

[3]​ Hoy se le considera el primer tratado sobre filosofía de la educación del mundo occidental.

Sin embargo, hay una diferencia central -que algunos sugieren reflejan el cambio de clima intelectual que tomó lugar en esa época- entre ambas.

El Emilio fue condenado y se quemó públicamente en París y, más tarde, en Ginebra, por motivo del fragmento «Profesión de la fe del vicario saboyano», que es un ataque contra el dogma cristiano.

Durante la Revolución francesa el Emilio sirvió como inspiración del nuevo sistema educativo nacional.

En este libro Rousseau introduce sus ideas generales acerca del hombre y educación.

Consecuentemente ―para Rousseau― toda sociedad tiene que elegir entre crear un buen ciudadano educado o dejar solo al hombre natural.

Con preguntas y respuestas el educador tratará de mantener despierta la curiosidad, sin satisfacerla nunca por completo.

La primera tarea que realiza Emilio es la exploración del ambiente natural pero siempre por un medio activo.

El preceptor procurara que los hechos naturales despierten la curiosidad de Emilio, bastara una pregunta para que reflexione y termine por encontrar la solución; si sustituís en su espíritu la autonomía de la razón, él no razonará nunca.

Emilio debe conocer las artes industriales, en las que diversos sujetos se dividen el trabajo.

Como trabajar es un deber indispensable para el hombre social, Emilio aprenderá un oficio (aunque por su patrimonio no le haga falta) será carpintero; también entenderá la función de la moneda.

Una vez que los niños son físicamente fuertes y han aprendido a observar cuidadosamente el mundo, están listos para la última parte de su educación: los sentimientos «Tenemos un ser activo y pensante.

Sólo nos queda, a fin de completar al hombre, hacer un ser amable y sensible - es decir, perfeccionar la razón con el sentimiento».

Rousseau creía que solo al llegar a la adolescencia somos capaces de comprender las emociones humanas complejas, especialmente, la simpatía.

A Rousseau no se le escapa la importancia del periodo de desarrollo que conocemos como pubertad.

El único medio para conservar la inocencia de los niños es que quienes los rodean la respeten y la amen.

Las respuestas han de ser siempre verdaderas y simples acomodadas a su edad.

Antes bastaba con la educación negativa que conserva la inocencia natural, ahora un impulso interior empuja a Emilio hacia los problemas Éticos y sociales.

En el libro V Rousseau retoma problemas de la filosofía política general (incluyendo un resumen de El contrato social), buscando respuestas a problemas tales cuales debe ser la posición del ciudadano en relación con una sociedad corrupta.

Se ha aducido que, aun cuando aceptemos tales sugerencias como correctas, no nos dicen nada acerca del tema central de la obra: educación.

El primer beso (nótese que la muchacha se desmaya)