A quien ha experimentado ese tipo de comunicación divina se le suele llamar profeta.
Este designio comporta una «pedagogía divina» particular: Dios se comunica gradualmente al hombre, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural que hace de sí mismo y que culminará en la Persona y la misión del Verbo encarnado, Jesucristo.
[10] «Nuestros Sabios (midrash Beret rabba 70,8) enseñan: ¿Por qué se llama: 'Beit haShoeva'?
[24] Así, Dios, siempre existente, siempre ha sabido lo que entonces pasó en el Mundo y lo que habrá de volver a pasar; en cuanto al conocimiento, Dios es inmensamente sabio y su sabiduría es infinita y siempre tal como es perfecta: el conocimiento del ser humano, como recuerda Maimónides, aunque se complace con las verdades conocidas cada vez, precisamente por su 'fragmentación' incluso en un razonamiento amplio, completo y lógico, nunca podrá alcanzar ese conocimiento divino que deriva de un pasado eterno en el tiempo, lo 'abarca todo' en el presente y 'se proyecta' infinitamente en el futuro.
Los rishis (sabios o videntes) fueron los intermediarios que captaron esas revelaciones divinas.
Estos textos que de acuerdo a la tradición hinduista son universales y eternos.
No pueden ser interpretados, sino sólo seguidos al pie de la letra.