Egoísmo psicológico

El hedonismo es una importante corriente filosófica de los tiempos clásicos de la antigua Grecia y Antigua Roma que actualmente ha perdido importancia por las múltiples morales divergentes sobre este tema.

La aplicación de este criterio tiene un carácter instintivo, y en esto el hombre coincide con los animales.

Los bebés expresan su agrado y su desagrado en forma espontánea, algunos adultos también lo hacen, otros están "educados" con la idea de que deben ocultar esas tendencias.

Este nivel es, pues, un auténtico criterio y sirve como orientación en muchos casos en forma legítima.

Siguiendo este criterio entonces se puede pensar, que, realizar acciones que nos lleven al placer individual, no es malo, aun cuando se podría pensar que al hacerlo, estaríamos siendo egoístas, y por ende seríamos incapaces de realizar acciones altruistas; procurar placer para uno mismo siempre y cuando no se dediquen todas las acciones de nuestra vida en conseguirlo, y hacer el bien sincero a otros, se puede compaginar.

[5]​ Finalmente, Hobbes descubrió que no hay nada tan peligroso como la moral.

Adam Smith, como teórico económico, también contribuye a desarrollar las teorías del egoísmo psicológico.

Esta última depende en última instancia de la búsqueda del propio interés: vendedor y comprador pretenden egoístamente beneficiarse y compiten con otros siguiendo el mismo afán egoísta.

Los críticos del egoísmo psicológico aseveran que la teoría no es falsable empíricamente, pues dada una conducta supuestamente altruista se le puede reinterpretar como egoísta sin necesidad de verificación empírica.

La idea principal de egoísmo psicológico debe entenderse sin caer en confusiones, pero, según sus detractores, una vez aclarada, la teoría no es convincente.

De este modo, el tomar agua cuando uno tiene sed no es un acto egoísta, aunque responda a un interés propio, pero ¿seguiremos siendo egoístas si sabemos que hay quienes mueren por no tener acceso a este líquido vital?

Por ejemplo, las ocasiones en que se defiende una causa común sacrificando incluso la propia vida; si un ser humano está dispuesto a poner en peligro su integridad física por defender una causa que tendrá beneficios para los demás, entonces no está buscando un beneficio propio.

Así pues, según estas críticas, el egoísmo psicológico no mostraría argumentos convincentes para describir la naturaleza humana.

Quizás sea ese un sentido posible atribuible a la frase: "juntos pero no revueltos".

Thomas Hobbes.