Estudió Derecho y Filosofía en la Universidad de Madrid, junto con hombres que serían sus adversarios políticos más tarde como Antonio Cánovas del Castillo.Se licenció en Derecho a los veinte años e hizo el doctorado un año más tarde (1853-1854), y obtuvo una cátedra de Historia filosófica y Crítica de España (1857).El Gobierno de Ramón María Narváez dimitió y lo sustituyó Leopoldo O'Donnell, que restituiría la cátedra a Castelar.[9] Las Cortes otorgaron al presidente plenos poderes para combatir a los carlistas y estas suspendieron sus sesiones hasta el 2 de enero.El 21 de septiembre suspendió las garantías constitucionales establecidas en 1869 y decretó la censura en la prensa.[11] Por otro lado, continuaba recrudeciéndose la guerra civil en el norte, donde el general Ramón Nouvilas no consiguió impedir la toma de Estella y el dominio rebelde en toda Guipúzcoa, sospechando de la posible conexión financiera entre estos y los esclavistas cubanos.Castelar no pudo unificar políticamente a los republicanos, mientras que los conservadores alfonsinos dirigidos por Cánovas amenazaban con sublevarse si se abolía la esclavitud en Cuba o se ampliaban las reformas democráticas y sociales.Castelar perdió la votación 120 contra 100 y se comenzó a negociar el nombramiento del federal moderado antiesclavista Eduardo Palanca.El general ofreció a Castelar un gobierno de alianza con el conservador Cánovas y el radical Martos, opción que este rechazó.Al fin los republicanos unitarios, los conservadores y los radicales se unieron en un gabinete presidido por el general Serrano.[13] Cuando en los años noventa se aprobaron las leyes del jurado y del sufragio universal, Castelar se retiró de la vida política, aconsejando a sus partidarios la integración en el Partido Liberal de Sagasta (1893).Se le ha señalado como una de «las dos figuras principales del hegelianismo español», junto a Pi y Margall.[17] Aun reconociendo su elocuencia como orador, recibió también grandes críticas por parte de los sectores más tradicionalistas y católicos.[18] En homenaje a Emilio Castelar existe en Argentina, en el Gran Buenos Aires, una ciudad con su nombre.En un principio el nombre fue dado a la estación de ferrocarril a 29 km al oeste del centro de Buenos Aires, que hacia 1913 dio origen al pueblo.