Francisco Robles

Realizó sus estudios en la Escuela Náutica de Guayaquil bajo la dirección del militar Juan Illingworth Hunt.

Participó en el Combate naval de Punta Malpelo ocurrido durante la Guerra grancolombo-peruana.

Instaurada la República del Ecuador, en 1833 ya se había empezado a distinguir política y militarmente por lo que, temeroso de que pueda ser un obstáculo a su gestión administrativa, el presidente Juan José Flores ordenó su destierro; pero este no se cumplió por haberse iniciado la revolución de los Chihuahuas que, acaudillada por el comandante Pedro Mena, proclamó al Vicente Rocafuerte como Jefe Supremo de Guayaquil.

Los jefes militares designados por Ascázubi fueron apresados, no menos que el gobernador de la provincia y algunos funcionario civiles.

El presidente Urbina eligió a Francisco Robles para ocupar el Ministerio de Guerra y Marina durante su gobierno.

Robles dispuso que los abogados de pobres y agentes fiscales debieran defender gratuitamente al indio del interior.

Los colonos extranjeros debían reconocer la soberanía nacional sobre los terrenos explotados y sobre los pueblos que se crearan.

El presidente provisional del Perú, mariscal Ramón Castilla, envió a Quito al ministro Juan Celestino Cavero para que protestara por el Convenio Icaza-Prittchet suscrito en septiembre de 1857.

Cavero sostenía que por ese convenio Ecuador había pagado a los acreedores británicos con territorios arnazónicos peruanos, y que Ecuador favorecía así el establecimiento de una potencia colonialista en suelo americano.

Cavero llevó el cuerpo del delito al Congreso peruano, que, en sesión secreta, posesionó a Castilla y autorizó la guerra contra Ecuador.

Quito desconoció a Robles por el traslado de la capital, formando un Gobierno Provisorio formado por Gabriel García Moreno, Jerónimo Carrión y Pacífico Chiriboga, el cual fue derrotado al mes siguiente por Urbina en la batalla de Tumbuco, teniendo Gabriel García Moreno que huir a Perú, obteniendo ayuda por parte del Presidente de ese país.

Fracasada esa expedición, Robles se conservó en el Perú durante todo el tiempo que permaneció Gabriel García Moreno en el poder político.

Según comentaban, quienes lo habían tratado, decían que era: amable, valiente, caballeroso y de buenos modales.

Carmen Santistevan (1874).
Monumento en el Cementerio de Guayaquil