Oralidad

La oralidad, en lingüística, designa el modo de comunicación verbal a través de sonidos producidos por medio del aparato fonador humano (laringe, faringe, fosas nasales y cavidad bucal), y percibidos por medio del oído.

Sin embargo el lenguaje accede a un nivel más complejo con la enunciación verbal, es decir, con palabras, códigos convencionales combinados con otros.

Cuando un locutor dice "permanencia", el receptor entiende el sentido solamente cuando “-nencia” ha sido pronunciado, y el sonido “perma-” ha dejado de existir.

Toma existencia sólo cuando deja de existir y es posible recordar el sonido en su globalidad.

[5]​ Gramaticalmente, la oralidad tiende a acumular proposiciones independientes en vez de subordinarlas, como se hace en la lengua escrita.

[8]​ En una cultura oral primaria, el conocimiento que no se repite en voz alta desaparece pronto.

Existen en culturas del Caribe ese tipo de retos llamados “dozen” “joning” o “sounding”.

[11]​ Aprender en una cultura oral primaria significa identificarse fuertemente con el conocimiento por medio de la empatía.

[13]​ La oralidad primaria concibe los conceptos relacionándolos con el ámbito inmediato del hombre y a su experiencia vital.

Tiene un pensamiento situacional, se concibe al concepto en una situación concreta y no lógica.

Se crea el Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad según la UNESCO, "el ámbito “tradiciones y expresiones orales” abarca una inmensa variedad de formas habladas, como proverbios, adivinanzas, cuentos, canciones infantiles, leyendas, mitos, cantos y poemas épicos, sortilegios, plegarias, salmodias, canciones, representaciones dramáticas, etc."[15]​ Los relatos orales, ya sean mitos, leyendas, cuentos o chistes se transmiten de generación en generación, y esa transmisión crea variaciones: son un modo de conocimiento oral.

En América Latina, esa introducción de formas orales en las novelas y otras obras literarias pasa por una definición del español latinoamericano como lenguaje distinto del castellano ibérico, con sus propios coloquialismos y préstamos de lenguas indígenas.

Siguen el pensamiento del emisor sin que se aplique las reglas gramaticales y discursivas de un texto escrito.