Quechua sureño

Actualmente, es lengua oficial en Perú en las zonas donde predomina o se usa (según la Constitución vigente) y a nivel nacional en Bolivia.

Sin embargo, es también la época del progresismo en los Andes, donde las lenguas originarias, así como sus costumbres, eran vistas como derroteros del desarrollo de las naciones, por lo cual la incipiente educación rural se dirigió a la directa sustitución de las mismas por el castellano.

Hay diversos préstamos del español para los adelantos tecnológicos, como el caso, radyu (‘radio’), aunque en Bolivia se utiliza wayrasimi.

Los dialectos (variantes geográficas) con que cuenta este sistema son: Existen algunos otros dialectos propuestos dentro del Cuzco-Collao como el puneño o el apurimeño cuya inclusión o no pertenencia a alguna de las variantes aquí discutidas es controversial.

En cuanto a las consonantes, se presenta una alta diversificación producto de diversos cambios diacrónicos han afectado este inventario original.

Por otro lado, se registran al menos dos expansiones o adiciones mayores del conjunto de consonantes.

Ejemplos: Las siguientes letras se usan para el vocabulario quechua heredado y para préstamos del aimara: a, ch, chh, ch', h, i, k, kh, k', l, ll, m, n, ñ, p, ph, p', q, qh, q', r, s, (sh), t, th, t', u, w, y.

Así como generalmente en la ortografía oficial de todas las variantes quechuas las letras e / o no se usan para palabras quechua heredadas porque los sonidos correspondientes son alófonos de i / u que aparecen junto a q, qh, q'.

En el aspecto gramatical, el quechua sureño conserva muchas características comunes con el resto de la familia lingüística.

En cuanto al alineamiento de los argumentos, el tipo preferido es Sujeto Objeto Verbo (SOV), aunque estos elementos tienen relativa libertad para intercambiar lugares.

En cuanto la flexión nominal, las raíces quechuas admiten sufijos flexivos de número, persona y caso.

Por ejemplo, con la raíz rima- ("hablar"): Los sufijos derivativos permiten el cambio de categoría gramatical en dos sentidos contrarios: la nominalización y la verbalización.

La actitud o la certeza del hablante respecto a la información dada se expresa por medio de los sufijos enclíticos, afijos que modifican virtualmente cualquier palabra.