Un Quijote sin mancha
A Justo no le gusta el trabajo, aunque tiene una amiga allí en la secretaria, Angélica (Lupita Ferrer).La vergüenza, combinada con el hecho de que Justo le había conseguido a la Sra.El profesor Arvide escucha la noticia de que Justo ha sido llevado a la cárcel y acude a la estación de policía para sacarlo, pero se va con tanta prisa que olvida cambiarse de ropa y llega vestido en pijamas, por lo que la policía lo toma por otro hippie y lo meten en la cárcel con Justo.Los vecinos celebran la salvación del barrio (y el cumpleaños de Justo) con una fiesta.En Cantinflas and the Chaos of Mexican Modernity, el profesor Jeffrey M. Pilcher declaró que la película era la segunda vez que Cantiflas «denunciaba la contracultura local» al mostrar su personaje «en un club nocturno lleno de beats drogados» (después de El señor doctor), diciendo en referencia a la escena en la que su personaje regaña a un grupo de hippies en la cárcel que «al reprender a los jipitecas por fumar droga en lugar de trabajar, Moreno invirtió los papeles de su primera película, ¡Ahí está el detalle!, concediéndoles el despreocupado espíritu juvenil de Cantinflas mientras se convertía en la figura del establecimiento pesado interpretado por Joaquín Pardavé [en Ahí está el detalle]».No obstante, Pilcher argumentó que las denuncias de Cantinflas contra la contracultura juvenil simbolizaban a «Mario Moreno [uniéndose al] intento de restaurar la legitimidad del partido gobernante [el Partido Revolucionario Institucional] al condenar a los estudiantes [que fueron víctimas de la masacre] como una amenaza para la nación».Parecía, al final, como un viejo párroco ambivalente, simultáneamente seducido por los pecados de la juventud y aterrorizado por su alma inmortal.